La Semana Santa tiene fecha variable; desde el año 325, se decidió que el Domingo de Pascua se celebre el domingo después de la primera luna llena que siguiera al equinoccio de primavera (entre el 22 de marzo y 25 de abril).
Este es el motivo por el que podemos disfrutar todos los años de la luna llena en la llamada «Semana mayor».
También, la Semana Santa católica responde a un curioso anacronismo: se rige por la luna. Viernes Santo es el primer viernes posterior a la primera luna llena después del equinoccio de primavera, de manera que la Semana Santa nunca será antes del 21 de marzo ni después del 23 de abril.