Hay ocasiones en las que el sexo, que se supone debe provocar placer, se convierta en un problema, o peor, en un acto doloroso.
En algunos casos pasa de forma tan frecuente que se puede llegar a asumir que se trata de algo habitual, pero no lo es y es un problema que tiene solución.
El dolor durante las relaciones sexuales se llama dispareunia, una molestia que sufren algunas mujeres durante la penetración.
Un estudio realizado en el Hospital Arnau de Vilanova en Valencia, asegura que “se encuentran muy pocas causas físicas de dispareunia —solo un 23,75% de los casos—, lo que supone que hay un gran componente psicosexual”. Por esto, ante síntomas como quemazón, irritación o dolor agudo —antes, durante o después de las relaciones sexuales— hay que ir de inmediato a un ginecólogo.
Los motivos que puede haber detrás de estas molestias pueden ser múltiples: Miedos, dudas o falta de excitación
Según la sexóloga Ana Belén Rodríguez, cuando la causa es psicológica, el origen suele estar en miedos que se anticipan a la penetración.
Más allá de miedos, el problema también puede tener que ver con una falta real de excitación. En estos casos, la sexóloga recomienda favorecer al máximo la estimulación previa.
Además, “cada mujer debe conocerse a sí misma y saber lo que le excita, cuáles son sus zonas erógenas, sus fantasías, etcétera”, afirma Rodríguez.
Pero no siempre se puede encontrar la raíz del problema en la mente. Entre los motivos que producen dolor, en ese 23,75% de los casos pueden estar “infecciones, falta de lubricación, problemas dermatológicos, tumoraciones, endometriosis, o malformaciones congénitas, entre otras”, asegura la ginecóloga Claudia Arispe
Aunque superar el dolor durante las relaciones sexuales depende en gran parte de la ayuda y diagnóstico de profesionales, sí que hay ciertos consejos que siempre viene bien tener en cuenta para intentar que, durante el proceso, la experiencia sea algo más placentera.
El primero de ellos, según Ana Belén Rodríguez, es “considerar el lubricante como el mejor aliado”. Aún existe la falsa creencia de que su uso es solo para la menopausia o para momentos en los que no se está muy excitada, cuando lo cierto es que “siempre favorece unas mejores relaciones sexuales”, sostiene.
Otra opción, según Rodríguez, puede ser “probar diferentes posturas para que la penetración sea más cómoda. Generalmente aquellas en las que la mujer pueda controlar mejor los movimientos, lo que le otorgará mayor seguridad de poder evitar la sensación de dolor”.
Pero sobre todo recuerda que lo más importante es acudir a un especialista.
Fuente: elpais.com