La PolicĆa espaƱola detuvo a Pablo Romero Quezada, ex secretario nacional de Inteligencia de Ecuador con el Gobierno de Rafael Correa, para su extradiciĆ³n a ese paĆs, informaron este miĆ©rcoles a Efe fuentes policiales y de su entorno.
Romero fue detenido ayer por orden de la Audiencia Nacional espaƱola e ingresĆ³ en prisiĆ³n hasta que sea extraditado.
El arresto se produjo veinte meses despuĆ©s de que la Justicia espaƱola lo dejara en libertad tras su primera detenciĆ³n en EspaƱa por su presunta implicaciĆ³n en el intento de secuestro del exdiputado opositor a Correa Fernando Balda.
Una vez que las autoridades ecuatorianas solicitaron la entrega del antiguo jefe de los servicios de Inteligencia, la Audiencia Nacional accediĆ³ a la extradiciĆ³n.
La jueza ecuatoriana Daniella Camacho considera que Romero es responsable del operativo por el que agentes secretos ecuatorianos, bajo sus Ć³rdenes, supuestamente intentaron secuestrar al opositor Balda en agosto de 2012 en Colombia.
Balda estuvo retenido durante unos noventa minutos, porque la PolicĆa colombiana frustrĆ³ el secuestro a raĆz de la llamada de un taxista.
Por esta causa han sido condenados dos agentes secretos ecuatorianos a un aƱo y nueve meses de prisiĆ³n, dado que ambos colaboraron con la Justicia y seƱalaron al expresidente Correa y a Romero Quezada como los responsables de ordenar el secuestro.
Romero Quezada solicitĆ³ asilo polĆtico en EspaƱa, sin que hasta el momento se le haya notificado la respuesta, indicaron a Efe fuentes de su entorno, que dan por hecha la denegaciĆ³n de esa protecciĆ³n.
La organizaciĆ³n Red Internacional de Organizaciones de la Sociedad Civil (RED) ecuatoriana ha rechazado la entrega a Ecuador de quien consideran Ā«un perseguido polĆticoĀ», segĆŗn su secretario general, Manel GarcĆa, quien la atribuye a la Ā«persecuciĆ³n polĆtica sistemĆ”ticaĀ» a quienes participaron del Gobierno de Correa.
āEspaƱa sufriĆ³ 40 aƱos de dictadura; no pueden cerrar los ojos a la persecuciĆ³n polĆtica en otra naciĆ³n en la que la democracia es sĆ³lo una apariencia y el abuso de poder es una realidadā, afirmĆ³ GarcĆa en un comunicado. EFE