Dos danas con lluvias torrenciales seguidas: ¿Qué se puede atribuir al cambio climático y qué no?

Por Clemente Álvarez

Aunque no es nada habitual que se den dos episodios de esta magnitud en tan poco tiempo, los científicos del clima consideran que lo más relevante no es su cercanía sino su intensidad

En poco más de dos semanas España ha sido golpeada por una dana catastrófica que ha dejado más de dos centenares de muertos y una segunda, que no ha provocado víctimas, pero sí importantes inundaciones. Aunque estas depresiones aisladas siempre han sido frecuentes en el país, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), “no es nada habitual que ocurran dos episodios de lluvias torrenciales en el área mediterránea tan seguidos y de tanta intensidad”. Esto coincide con las advertencias de los científicos de que el cambio climático está volviendo más frecuentes e intensos los eventos meteorológicos extremos. Sin embargo, no se puede responsabilizar de todo al aumento de las temperaturas. Esto es lo que se sabe con más certeza de la relación de estos fenómenos meteorológicos con el calentamiento del planeta:

¿Tiene el cambio climático que ver con la formación de dos danas tan seguidas?

No hay una vinculación entre el cambio climático y la formación de una dana, cuatro letras que significan “depresión aislada en niveles altos”. Como incide la climatóloga Carmen Álvarez Castro, investigadora de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), “las danas son parte de nuestra variabilidad climática en España, aquí no influye el cambio climático”. Según detalla Esteban Rodríguez Guisado, jefe de modelización climática de la Aemet, “este es un fenómeno que ocurre con relativa frecuencia en nuestro clima: la circulación en niveles altos se estrangula, una masa de aire queda aislada del resto y tiene movimiento un poco más errático, por eso a veces existe más incertidumbre en las predicciones”. Aunque ya es más raro que sean tan próximas en el tiempo, según este meteorólogo, con las herramientas de modelización de las que disponen hoy en día, no se puede concluir que el calentamiento del planeta esté provocando una mayor frecuencia de danas o que tenga que ver con la formación de dos tan seguidas.

¿Por qué se vinculan entonces estas lluvias torrenciales con el calentamiento del planeta?

Hay que tener en cuenta que dana no es sinónimo de lluvias torrenciales, sino que se refiere a la estructura atmosférica que —en determinadas circunstancias— puede llegar a provocarlas. Paradójicamente, la Aemet empezó a utilizar este término para no usar “gota fría” porque de forma errónea se asociaba con temporal catastrófico, lo que vuelve a suceder ahora con dana. Cuando se cumplen determinadas condiciones meteorológicas, estas depresiones aisladas pueden generar lluvias intensas y es ahí cuando el calentamiento del planeta puede agravarlas todavía más. “No es que el cambio climático haga que tengamos más danas, sino que cuando tenemos una hay más potencial de que las lluvias que puedan generarse sean torrenciales”, comenta Rodríguez Guisado, que explica que esto se debe a las altas temperaturas del Mediterráneo, sobre todo, en otoño, después del verano. “Si se dan los factores para generar precipitaciones intensas, con el cambio climático aumenta el potencial para que sean más peligrosas”, explica el meteorólogo, que puntualiza todavía más: “El cambio climático aporta más combustible para que las consecuencias de una dana puedan ser más extremas”.

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¿Existe un registro de danas que muestre esa intensificación?

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, la máxima referencia científica en este campo, ha advertido que el calentamiento ya está aumentando la frecuencia y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, desde sequías a inundaciones. En el caso de las danas con lluvias torrenciales, no hay un registro en España donde se pueda ver la evolución en periodos largos para comprobar si es así. Como explica Rodríguez Guisado, los científicos tienen datos históricos de lo que se observa en la superficie de la tierra (temperaturas, lluvias, inundaciones…), pero estos fenómenos que ocurren a niveles altos en la atmósfera es algo de lo que se tiene información solo desde hace unas pocas décadas. Con todo, sean generadas por danas o no, el jefe de modelización climática de la Aemet asegura que sí se constata ya un aumento de las lluvias torrenciales en general. “Hay estudios observacionales en los que sí que se ve esta tendencia, en particular, en el Mediterráneo”, destaca.

¿Cómo saben los climatólogos si una dana de lluvias torrenciales ha sido intensificada por el cambio climático?

No se puede responsabilizar al cambio climático de todos los fenómenos meteorológicos extremos. Para poder deducir si una dana de lluvias torrenciales como la de estos días está vinculada al calentamiento del planeta, hay que realizar lo que se denomina un estudio de atribución, que lleva meses. Con respecto a la dana más catastrófica que ha provocado la muerte de más de 200 personas, todavía no ha dado tiempo a completar ninguno, pero sí se han presentado dos trabajos preliminares de atribución rápida, uno de World Weather Attribution (WWA) y otro de ClimaMeter. Como especifica la climatóloga Álvarez Castro, que ha participado en el segundo estudio, en este caso utilizan datos de satélite (de presión atmosférica, temperatura, precipitación o velocidad del viento) con una precisión muy buena, pero que se remontan solo hasta 1979 (sin duda, una limitación). “Comparamos diferentes periodos, uno que va desde 1979 hasta el 2000, que representa el pasado con menor influencia humana sobre el clima, y luego otro, desde 2001 hasta la actualidad, que refleja más la era moderna, con mayor impacto antropogénico”, señala la investigadora. “Lo que hacemos es comparar eventos extremos particulares [como la primera dana] con situaciones similares en el pasado, para evaluar cuál ha sido el papel del cambio climático”.

¿Qué concluyen estos estudios preliminares sobre la catastrófica dana que ha dejado dos centenares de muertos?

El estudio de atribución rápida de ClimaMeter encuentra que los eventos similares a esta dana catastrófica generan en la actualidad hasta un 15% más de precipitaciones en la costa Mediterránea de España que en el pasado, debido al calentamiento del planeta provocado por los seres humanos. Una conclusión muy similar a la de WWA, que utiliza una metodología diferente basada en probabilidades, que estima que fenómenos como el ocurrido son hoy un 12% más intensos y el doble de probables por el cambio climático. “En lo que se refiere a esta dana en particular, nosotros además vemos que es un caso excepcional. Cuando vamos a comparar este fenómeno con otros similares en el pasado, vemos que el patrón que tiene es muy raro”, comenta Álvarez Castro. “No encontramos ejemplos similares en el pasado con esa presión atmosférica, como también vemos diferencias con las precipitaciones asociadas o incluso con la temperatura del aire”. Mireia Ginesta es investigadora del Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente (LSCE) del CNRS (el equivalente al CSIC en Francia) y también ha participado en este estudio de ClimaMeter. Como recalca, “el cambio climático no afecta linealmente a todos y cada uno de los eventos extremos meteorológicos, pero sí que provoca en general que los sistemas tormentosos estén asociados a más precipitación”.

¿Es culpa del cambio climático que haya muerto tanta gente en Valencia?

Las lluvias de estos días han sido extraordinarias en algunos puntos. Según la Aemet, el 29 de octubre, en Turís (Valencia) se contabilizaron 771 l/m² en 24 horas, de los cuales 185 cayeron en tan solo una hora, registro que ha quedado como nuevo récord de España para ese periodo temporal. Aunque estas precipitaciones hayan sido intensificadas por el cambio climático, en este caso no explican por sí solas las desastrosas consecuencias y el alto número de víctimas mortales. Esto tiene mucho que ver con la orografía de la zona donde cayó el diluvio y la formación de riadas, la alta presencia de edificaciones humanas en zonas inundables y la falta de previsión ante una emergencia así (sobre todo, cuando ya se habían dado varios avisos rojos, la máxima advertencia). Estas dos danas tan seguidas e intensas vuelven a mostrar la necesidad de adaptarse a eventos meteorológicos extremos, en especial teniendo en cuenta que las emisiones que provocan el cambio climático siguen subiendo en el mundo.

Contenido publicado el 16 de noviembre de 2024 en El País, ©EDICIONES EL PAÍS S.L.U.. Se reproduce este contenido con exclusividad para Ecuador por acuerdo editorial con PRISA MEDIA.

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