Ciudades dinĆ”micas y abarrotadas lucieron fantasmales y taciturnas cuando la COVID-19 sorprendiĆ³ a Ecuador.
El confinamiento desvelĆ³ graves problemas de desigualdad, crisis de la vivienda y la urgente necesidad de reconectar a la poblaciĆ³n con sus barrios.
MƔs de 17 millones de habitantes quedaron confinados en sus viviendas desde el 16 de marzo en medio de una emergencia nunca antes vista.
Y aunque quedarse en casa sigue siendo una de las principales maneras de contener el avance de la enfermedad.
La pandemia ha desnudado problemas de planificaciĆ³n urbanĆstica, de transporte, e incluso de hacinamiento.
La vivienda no son las cuatro paredes
La COVID-19 Ā«nos ha cambiado la vida porque prĆ”cticamente la ciudad se convirtiĆ³ en un espacio fantasmal, el transporte, las relaciones interpersonales han desaparecido, y los soportes materiales de la ciudad tambiĆ©n se han transformado: edificios, casas, comerciosĀ», dijo a Efe Fernando CarriĆ³n, experto en urbanismo.
Sobre todo -anotĆ³- en los sectores populares, ha quedado demostrado que la vivienda Ā«no sĆ³lo es el espacio que estĆ” dentro de las cuatro paredesĀ».
Experto en polĆticas urbanas, CarriĆ³n recordĆ³ el caso en Guayaquil en el que la gente se sienta en las aceras de sus casas, convirtiĆ©ndola Ā«en la sala, en la extensiĆ³n de la viviendaĀ».
Urbanismo en Ecuador
Extrapolando datos de Lima, donde sĆ³lo el 21 % de la poblaciĆ³n de bajos ingresos tiene refrigerador, opinĆ³ que en Ecuador ocurre lo mismo:
Ā«Eso quiere decir que todos los dĆas se tiene que ir a la tienda a comprar productos, y la tienda se convierte en la alacena de la casaĀ».
Por ello, con el coronavirus se ha visto que la Ā«diferenciaciĆ³n que antes tenĆamos entre espacio pĆŗblico y espacio domĆ©stico, no es (realmente) asĆĀ», dijo mencionar la relocalizaciĆ³n del trabajo hacia la periferia como otro cambio importante a raĆz de la pandemia.
Esto estĆ” provocando que los procesos de urbanizaciĆ³n cambien de forma acelerada, segĆŗn el experto.
La tipologĆa de las viviendas deben modificarse en la era poscoronavirus pensando en la relaciĆ³n entre el espacio domĆ©stico y el pĆŗblico.
La pandemia ha dejado claro que hay que cambiar la densidad de las ciudades.
Se requieren mĆ”s Ć”reas verdes y mĆ”s ventilaciĆ³n en los edificios, asĆ como retomar el uso de balcones, propuso.
La neuroarquitectura y los parques de bolsillo
Y es que la COVID-19 ha dado una nueva lectura sobre lo que deben ser las ciudades y el urbanismo contemporƔneo, a decir de Pablo Moreira, presidente de Colegio de Arquitectos de Ecuador.
Ā«SabĆamos que existĆa la desigualdad, pero el COVID ha desvelado esa verdad ocultaĀ», con hacinamientos y viviendas construidas sin pensar en el entorno ni las condiciones bĆ”sicas necesarias, indicĆ³ a Efe.
Se debe buscar una ciudad Ā«mĆ”s compactaĀ», Ā«mucho mĆ”s humanaĀ», la llamada urbe Ā«de los quince minutosĀ».
Habla de una neuroarquitectura Ā«coherente y consecuente con el habitanteĀ», que dĆ© prioridad a espacios donde las dimensiones y la cromĆ”tica permitan un adecuado desarrollo del cerebro.
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Para este experto con posgrado en TeorĆa de proyecto arquitectĆ³nico por la PolitĆ©cnica de CataluƱa, la arquitectura pos-COVID debe ser Ā«mucho mĆ”s humana e integralĀ».
Con una ciudad con aceras amplias y con Ć”rboles, y con Ā«parques de bolsilloĀ», de barrios, y no sĆ³lo grandes extensiones verdes en pocos sitios.
EFE