¿Cómo hablar con niñas, niños y adolescentes sobre lo que ocurre en Ecuador?

La crisis de seguridad en Ecuador ha obligado a cambiar las dinámicas de trabajo, estudio y convivencia a escala nacional. Por ello, expertos recomiendan hablar con las niñas, niños y adolescentes de lo que ocurre para evitar que sufran cuadros de estrés, ansiedad o depresión.

Desde el martes 9 de enero del 2024, en el país se decretó conflicto armado interno, con el que se autorizó a las Fuerzas Armadas combatir a 22 grupos terroristas, causantes de hechos violentos a escala nacional. Y los menores de edad son un grupo vulnerable para sufrir cambios psicológicos y emocionales ante estos hechos.

«A veces pensamos que es mejor ocultar o blindar a nuestros hijos e hijas de noticias de hechos violentos y no hablamos con ellos sobre lo que vive el país. Esto, lejos de ayudar, puede causarles ansiedad«, señaló la exministra de Eduacación, María Brown, sobre el tema.

Por ello pidió seguir algunas pautas para que los menores de edad puedan entender la situación que vive el país sin afectar su estado emocional. Unicef da a los padres los siguientes consejos para hablar de conflictos armados:

No evites hablar del tema

  • Se debe transmitir la información sobre un conflicto de una forma entendible y con un lenguaje sencillo que le permita comprender la situación. En este punto es importante observar sus reacciones y nivel de ansiedad, además de expresarles su apoyo y protección
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Mantener la calma

  • Puede ayudar de mejor manera a sus hijas e hijos si afronta la situación con tranquila. Los niños y niñas captan su propia respuesta a las noticias y les ayudará saber que usted está en calma y control ante la situación
  • Considerar la posibilidad de apagar las noticias con los niños y niñas más pequeños. Con los mayores se puede aprovechar para hablar del tema
  • Limitar la avalancha de noticias e intenta crear distracciones positivas (jugar o dar un paseo juntos)

Averiguar qué sabe y cómo se siente

  • Elegir un momento y un lugar en los que tu hijo a hija pueda hablar del tema con naturalidad y se sienta más cómodo. Por ejemplo, durante una comida familiar
  • Comprobar lo que están viendo y oyendo para tranquilizarles y corregir cualquier información inexacta
  • No minimizar ni desestimar sus preocupaciones. Los niños pueden realizar preguntas extremas como: «¿Vamos a morir todos?» y en estos casos, es importante asegúrales que eso no va a ocurrir, pero también intenta averiguar qué han oído y por qué les preocupa que eso ocurra
  • Reconocer sus sentimientos y asegúrales que lo que sienten es natural
  • Demostrarle que lo escucha: prestándole toda tu atención y recordarle que puede hablar contigo o con otro adulto de confianza siempre que lo desee 

Promueva un ambiente seguro en casa

  • Evitar el uso de lenguaje que alimente la sensación de inseguridad o violencia y reemplazarlo con conversaciones de temas positivos, respetuosos y amorosos

Fomenta la compasión, no los estigmas

  • Evitar las etiquetas del tipo malas personas o los malos. Es importante fomentar la compasión y el respeto durante los conflictos
  • Es importante que los niños y niñas sepan que la gente se ayuda mutuamente con actos de valor y amabilidad

Termina las conversaciones con cuidado

  • Al terminar la conversación, es importante asegurarse de no dejar al niño o niña en un estado de angustia. Intente evaluar su nivel de ansiedad observando su lenguaje corporal, su tono de voz habitual y respiración. 
  • Recordarle que es importante para usted y que puede escucharle y apoyarle siempre que se sienta preocupado. 

Continúe informándose

  • A medida que se vayan conociendo las noticias sobre el conflicto o de violencia deberá seguir en contacto con su hijo o hija para ver cómo se encuentra y siente dudas sobre lo que está sucediendo.
  • Mantente atento a cualquier cambio en su comportamiento o sus sensaciones, como dolores de estómago, de cabeza, pesadillas o dificultades para dormir. 
  • Los niños y niñas reaccionan de forma diferente a los acontecimientos y algunos signos de angustia pueden no ser tan evidentes. Los más pequeños pueden volverse más apegados de lo normal, mientras que los adolescentes pueden mostrar una intensa pena o ira. Muchas de estas reacciones duran poco tiempo y son reacciones normales ante acontecimientos estresantes.
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