La pandemia ayuda a revivir a un enemigo común de la humanidad: el plástico


Uno de los principales problemas ambientales del planeta en 2019 fue la contaminación por plástico, según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Hoy, ante la crisis sanitaria por coronavirus, parece que este problema va en aumento y sin un control adecuado.

Solo hay que deternese a pensar:


Muchos de los equipos de protección individual (EPI) del personal sanitario contienen plástico: las mascarillas desechables, las batas impermeables, las gafas, las viséras, las pantallas protectoras faciales, entre otros productos muy usados para hacerle frente al coronavirus.

Inclusive diversas piezas de equipos médicos como respiradores, ventiladores, jeringas de policarbonato y bolsas de sangre tambíen lo tienen.

Sabemos que la contaminación plástica es un problema global: existía antes de la pandemia. (Pero) hemos visto muchos esfuerzos de la industria para revertir algunos de los grandes avances que se han logrado. Tenemos que ser muy cautelosos acerca de hacia dónde vamos, después de la pandemia. [dice Nick Mallos, activista de la ONG estadounidense Ocean Conservancy]

Y a esto se le suman las cifras: En España, específicamente en Asturias, los residuos generados en los hospitales se han multiplicado por cuatro, estimándose en unas 185 toneladas durante el mes de abril.

En Valencia, otra ciudad española, se han recogido 134 toneladas de residuos procedentes de 20 residencias de ancianos en menos de un mes.


¿Y si se sumanos lo del hogar?

En lo que se refiere al consumo de plástico en los hogares, tambíen existen cifras:

Debido al uso de mascarillas de un solo uso como parte de la indumentaria para prevenir el COVID-19, miles de millones de personas las adquieren a diario.

  • Solo en Italia se estima usar unos 90 millones de mascarillas al mes.

Asimismo, en las casas aumentó el consumo de otros plásticos desechables como bolsas, botellas de agua, recipientes para enviar comida a domicilio, embalajes del comercio por internet, etc.

Tan grande es el consumo que en las diversas calles de Estados Unidos se pueden divisar artículos sanitarios de un solo uso como guantes, geles hidroalcohólicos o toallitas desinfectantes.

Justo afuera de mi casa hay guantes y máscaras desechados en todo el vecindario, [dice John Hocevar, director de campaña de océanos en Greenpeace en EEUU]


El activista agrega que este no sería un problema si los desechos, debido a la lluvia, no terminaran en la alcantarillas. “Aquí en Washington terminan en el río Anacostia, en la bahía de Chesapeake y luego en el Océano Atlántico”, explica.

De hecho, ya fueron recuperadas mascarillas flotando en las playas en el archipiélago de Soko, situado entre Hong Kong y Lantau. Estudios han estimado que alrededor de 8 millones de toneladas de basura plástica se escapan al océano anualmente, y la tasa empeora cada año.

Ante esto, muy poco pueden hacer los gobiernos y las empresas. En Reino Unido se suspendió una multa muy anunciada a las bolsas de plástico. Algo parecido sucede en Maine (EEUU), en dónde la municipalidad suspendió la prohibición del uso de bolsas de plástico por parte de las empresas

  • Y si se habla del sector privado, compañias como Starbucks ya ha prohibido los productos reutilizables para proteger contra la propagación de COVID-19.

Con todos estos dados es inegable que la llegada del coronavirus no solo incluye una emergencia sanitaria, social o económica a nivel mundial. Aunque existen estudios que aseguran que el aire y la vegetación están recuperándose, la contaminación por plástico también es algo que se debe controlar, antes que se salga de las manos.

Fuente | CNN en español/The Conversation