López Obrador añade a la clase media mexicana en su lista de adversarios

Tras los conservadores, la prensa crítica, los empresarios y las autoridades electorales, ahora le toca a la clase media. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha decidido arremeter contra una parte de la población mexicana después de perder su apoyo electoral.

En unas declaraciones que causaron mucho revuelo, el presidente criticó la semana pasada el «aspiracionismo» y la falta de «escrúpulos morales de ninguna índole» de parte de la clase media mexicana.

Aunque ganó en la mayoría de estados y en el Congreso, no sentó nada bien al mandatario la derrota de su Movimiento Regeneración Nacional (Morena) el pasado 6 de junio en los barrios clasemedieros del oeste de Ciudad de México, antiguo bastión de la izquierda.

Esquivando la autocrítica, López Obrador concluyó que el temor a perder los «privilegios» llevó a la clase media a dejarse engañar por una «fuerte campaña de manipulación».

LA AMBIGUA CLASE MEDIA

La clase media se ha convertido desde entonces en el rival más etéreo que el presidente ha señalado en sus ruedas de prensa matutinas. Y es que no es nada sencillo definirla ni cuantificarla.

«Es un tema muy difícil la ubicación de la clase media. Ha estado 200 años en la palestra mexicana», dijo a Efe el historiador Ariel Rodríguez.

Según la última estimación del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hecha en 2010, el 39,2 % de los mexicanos era de clase media, el 59,1 % de clase baja y solo el 1,7 % de clase alta.

El organismo utilizó variables diversas como los pagos con tarjeta de crédito, el número de cuartos en el hogar, los gastos en comer fuera de casa o la posesión de computadoras.

Mientras la OCDE considera que, de acuerdo a los ingresos, la clase media en México es algo mayor, el 45 %.

Pero cuando se consulta a los mexicanos la cifra se dispara pues el 61 % responde ser de clase media, según una encuesta de la empresa De las Heras Demotecnia.

«No quieren ser catalogados de ricos, aunque tengan dinero, pero tampoco de pobres. Ideológicamente, la mayoría de gente en México se considera de clase media», dijo a Efe Carolina del Ángel, consejera electoral y profesora de Sociología de la UNAM.

LAS CLASES QUE ABANDONARON AL PRESIDENTE

El mapa electoral de la Ciudad de México partida por la mitad ha generado multitud de teorías sobre los motivos por los que las clases medias progresistas y urbanas habrían retirado su apoyo al proyecto de López Obrador, quien arrasó en 2018 con la promesa de erradicar la corrupción.

Jacques Coste, investigador de la consultora Integralia, sostiene que el programa de austeridad de López Obrador ha afectado a las clases medias por las rebajas de sueldos de funcionarios o los recortes en ciencia, cultura y arte.

«Además, la clase media tiene una visión de la izquierda diferente a la del presidente. Son más abiertos en temas sociales, al matrimonio igualitario, al aborto y a los avances en la agenda de género», dijo a Efe.

También ha habido un impacto por la pandemia de la covid-19. Según el Banco Mundial, la clase media mexicana pasó del 30,6 % de la población en 2019 al 27,6 % en 2020.

Pero para Ariel Rodríguez la clase media no tiene motivos objetivos para temer al presidente, pues este ha cumplido su promesa de no subir impuestos.

El historiador coincide con la opinión de López Obrador de que hay sectores de la sociedad inquietos por el lema del Gobierno de «primero los pobres».

«No le falta razón (…). Con las reformas neoliberales de los 90 surgió una población que creyó que se podía generar a sí misma por su trabajo, que no necesitaba al Gobierno y que por definición es egoísta», dijo.

UNA ESTRATEGIA RIESGOSA

López Obrador usa ahora prácticamente a diario la plataforma de sus ruedas de prensa para arremeter contra la clase media, con la tranquilidad que le da creerse respaldado por los 52,4 millones de mexicanos pobres.

Coste cree que el presidente «no tiene muy claro a quién se refiere» con sus críticas a la ambigua clase media, y cree que forma parte de «su exitosa estrategia de culpar a alguien cuando las cosas salen mal».

Pero, a diferencia de sus ataques a la prensa o a empresarios, ahora debe calibrar bien sus palabras.

«Está jugando con fuego. Es un error que no comprenda que la población se considera clase media o pretenda serlo. Los puede ofender», opinó Del Ángel.

Quizás por eso, este lunes aclaró que «de ninguna manera» está en contra de la clase media, sino que desea que sea más «fraterna y humana» y que no dé «la espalda a los que sufren».

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EFE