‘Un silencio que ensordece y un vacío desolador’: Así fue la impresionante oración en solitario del papa Francisco en medio del terror del covid-19

Redacción Teleamazonas.com

«Señor, no nos abandones a merced de la tormenta«. El papa Francisco se refería a la temible pandemia del coronavirus. Era marzo del 2020 y sus palabras fueron parte de la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), una impresionante oración en solitario que se recordará por siempre.

Bajo una intensa lluvia y frente a una Plaza de San Pedro completamente vacía, las imágenes del Santo Padre, de marzo del 2020, se difundieron por todo el mundo.

Ese momento que impactó al mundo, en especial a los fieles católicos, coincide, cinco años después, con la muerte de Francisco a sus 88 años. El Santo Padre falleció este lunes 21 de abril del 2025 y enlutó al mundo con su partida.

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En su oración, Francisco pidió a 1 300 millones de católicos en el mundo que se unan a un rezo de una hora. Esto, al encontrarse el mundo entero frente a una enfermedad que puso a todos «en la misma barca».

“Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios. Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta”, dijo Francisco antes de dar la bendición.

La bendición Urbi et Orbi se realiza dos veces al año: en Navidad y en Pascua. En aquella ocasión, Francisco realizó una extraordinaria, frente al terror de una pandemia que cobró alrededor de 13 millones de vidas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso”, expresó el Santo Padre.

En medio de su sentida oración, el Sumo Pontífice, que falleció este 21 de abril del 2025, pidió por las personas más vulnerables frente a la peligrosa enfermedad originada en China.

«Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes –corrientemente olvidadas– que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo”.

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