Poca oposición a la extensión del mandato de Putin en Rusia

Putin es el actual mandatario de Rusia y, al parecer, tiene intenciones de quedarse en ese puesto durante muchos años más.

Ofrecen premios que van desde tarjetas de regalos hasta autos y departamentos. Colocaron carteles por todos lados y reclutaron celebridades para que promueven el “sí”. Presionan a instituciones del estado como hospitales y escuelas para que alienten a sus empleados a acudir a las urnas.

Las autoridades rusas parecen estar apelando a todos los recursos a su alcance para que la gente vote a favor de una enmienda constitucional que permitiría al presidente Vladimir Putin seguir gobernando hasta el 2036.

La oposición, muy dividida, no ha logrado montar una resistencia fuerte a la audaz iniciativa del gobierno. Se limita a cuestionar la legitimidad de la consulta, que comenzó el jueves y durará una semana.

“Nada impedirá al Kremlin conseguir el resultado que busca”, dijo Abbas Gallyamov, un exredactor de discursos del Kremlin, hoy analista político.

Las enmiendas propuestas incluyen un cambio en la constitución que permitiría a Putin postularse a otros dos períodos de seis años cuando termine el actual, en el 2024. Putin, de 67 años, lleva dos décadas en el gobierno.

Otras enmiendas contemplan mejoras en los beneficios sociales y una prohibición al matrimonio entre personas del mismo sexo, que buscan tranquilizar a quienes se quejan por los sueldos bajos y explotar las tendencias conservadoras de buena parte de la ciudadanía.

Las enmiendas ya fueron aprobadas por ambas cámaras del parlamento, por la Corte Constitucional y por el propio Putin. La consulta es para tratar de darle un toque democrático a la polémica reforma. Putin dice que está convencido de que la “gran mayoría” de los rusos aprueban las enmiendas.

Según la encuestadora independiente Levada, el 44% de los rusos dijeron a fines de mayo que estaban a favor del “sí” y el 32% a favor del “no”. Pero solo el 25% de los que se oponen dijeron que pensaban acudir a las urnas.

“Los que no apoyan las enmiendas no se movilizan. Se sienten desmoralizados y no saben qué hacer”, expresó Denis Volkov, sociólogo del Centro Levada.

La oposición ha enviado señales cruzadas. Su figura más conocida, Alexei Navalny, dice que la consulta es ilegítima y que no tiene sentido participar, ni siquiera para votar en contra.

“¿Para qué? La estrategia parece inocente, me da risa. Pero si eso es lo que desea, vaya y vote por el ‘no’. Lo principal es no reconocer” la legitimidad de la consulta, “porque es una farsa”, dijo Navalny en su canal de YouTube.

Navalny propone una huelga del personal llamado a participar en la consulta por temor a contagiarse el coronavirus en los centros de votación. La propuesta, no obstante, no ha tomado impulso.

La consulta estaba planeada inicialmente para abril, pero fue postergada por la pandemia. Putin la reprogramó de modo tal que concluya el 1ro de julio diciendo que lo peor ya había pasado, a pesar de que todavía se registran unas 9.000 infecciones nuevas diarias.

Algunos políticos y periodistas de Moscú lanzaron una campaña en contra de las enmiendas, pero la cuarentena por el virus hizo imposibles los actos y las autoridades han impedido cualquier tipo de movilización, por pequeña que fuese.

La oposición se pronuncia a través de la internet y no puede competir con la maquinaria publicitaria del Kremlin, según una de las impulsoras del “no”, Yulia Galyamina.

“La sociedad está influenciada por la propaganda del estado. No tenemos los recursos ni la oportunidad de montar una campaña propagandística de esa magnitud”, dijo Galyamina.

El gran desafío del gobierno es movilizar a la gente para que acuda a votar tras semanas de encierro por el coronavirus y en momentos en que Putin pierde popularidad. Sus índices de aprobación cayeron al 59%, los más bajos de su carrera política, en abril y mayo.

Las autoridades decidieron usar incentivos para llevar gente a las urnas. En la región siberiana de Krasnoyarks, por ejemplo, se organizó un concurso de preguntas sobre la constitución, cuyos ganadores pueden llevarse hasta un auto o un departamento. Moscú asignó 10.000 millones de rublos (145 millones de dólares) para tarjetas de regalos que se pueden usar en tiendas y restaurantes.

Ha habido exhortaciones patrióticas e incluso homofóbicas. Un video promueve la idea de que las parejas de un mismo sexo podrán adoptar niños si no se aprueban las enmiendas.

Los detractores de Putin dicen que la consulta se presta a manipulaciones y fraudes. Para evitar aglomeraciones de personas en medio de la pandemia, durará siete días y no está claro quien custodiará las urnas durante las desinfecciones, en que todo el mundo, incluido personal y observadores, deberán salir.

En Moscú y Nizhny Novgorod, que tienen 16 millones de habitantes entre ambas, se permitirá el voto por correo.

“De principio a fin, todo está preparado para facilitar arreglos”, afirmó Grigory Melkonyants, copresidente de la organización independiente de monitoreo Golos.

La oposición dice que al gobierno le está costando movilizar a la gente y hace notar que los comentarios de celebridades a favor de las enmiendas son muy criticados. Difundió videos que indicarían que hay centros de votación improvisados y sin supervisión en muchos lugares.

“El resultado ya está decidido. No creo que cuenten los votos. Darán a conocer los resultados que tenían preparados”, sostuvo el político opositor Valdimir Milov en Instagram.