Un profesor rompiĆ³ sus diplomas en directo en la televisiĆ³n afgana en protesta por la prohibiciĆ³n de que las mujeres estudien, impuesta por el gobierno de los islamistas talibanes.
El gesto de Ismail Mashal, quien dimitiĆ³ la semana pasada de tres universidades privadas de Kabul, no pasĆ³ desapercibido ya que lo hizo en directo en una de las cadenas mĆ”s importantes del paĆs, TOLOnews.
Ā«Como hombre y como profesor, no estaba en condiciones de hacer nada mĆ”s por ellas y sentĆ que mis certificados se habĆan vuelto inĆŗtiles. AsĆ que los rompĆĀ«, dijo el hombre, de 35 aƱos, durante una entrevista con AFP en su oficina en Kabul.
Desde entonces, las imĆ”genes de su indignaciĆ³n se volvieron virales y generaron tanto crĆticas como elogios. Ā«Levanto la voz. Estoy con mis hermanas [estudiantes]. Mi protesta continuarĆ” aunque me cueste la vidaĀ«, continuĆ³.
This is what courage, conviction and pain looks like. Ismail Mashal, a lecturer, rips up his degrees, breaking down he says that this country is not for education and asks what use are these diplomas when my sister and mother cannot get an education ā¦ā¦ā¦@TOLOnewsā© pic.twitter.com/TD88DR9Qdv
— Saad Mohseni (@saadmohseni) December 28, 2022
Ismail Mashal, cuya mujer perdiĆ³ su trabajo como profesora, es uno de los pocos hombres en AfganistĆ”n en defender abiertamente el derecho de las mujeres.
Ā«Una sociedad donde los libros y las plumas son arrebatadas a las mujeres y a las hermanas solo conlleva crĆmenes, pobreza y humillaciĆ³nĀ», denunciĆ³ el profesor, que enseƱa periodismo desde hace mĆ”s de diez aƱos y tiene una hija pequeƱa.
Los derechos de las mujeres en AfganistƔn se han reducido considerablemente desde el regreso al poder de los talibanes al poder, en agosto de 2021.
En los Ćŗltimos meses, el gobierno las excluyĆ³ de numerosos empleos pĆŗblicos y les prohibiĆ³ acceder a parques, jardines, gimnasios y baƱos pĆŗblicos. Las mujeres tampoco pueden viajar solas, trabajar en oenegĆ©s ni inscribirse en universidades o escuelas secundarias.
Los talibanes alegaron que las mujeres no respetaban el cĆ³digo de vestimenta en las universidades. En AfganistĆ”n, las mujeres estĆ”n obligadas a cubrirse el rostro y el cuerpo entero.
Mashal, que dirige su propio instituto mixto de formaciĆ³n profesional, rechaza la acusaciĆ³n. Ā«Nos dijeron que implantĆ”ramos el uso del hiyab para las mujeres y lo hicimos. Nos dijeron que separĆ”ramos las clases y tambiĆ©n lo hicimosĀ», dijo este treintaƱero vestido con un traje negro.
Ā«Los talibanes no dieron hasta ahora ninguna razĆ³n lĆ³gica para la prohibiciĆ³n, que afecta a unos 20 millones de niƱas. La prohibiciĆ³n no tiene fundamento ni siquiera en la sharĆa islĆ”micaĀ», seƱalĆ³.
Ā«El derecho a la educaciĆ³n de las mujeres fue otorgado por Dios, por el CorĆ”n, por el Profeta [Mahoma] y por nuestra religiĆ³nĀ», asĆ que Ā«Āæpor quĆ© deberĆamos menospreciar a las mujeres?Ā», se preguntĆ³.Ā