Ucrania celebra por primera vez Navidad el 25 de diciembre en medio de ataques rusos

Millones de ucranianos celebran la Navidad por primera vez hoy en unos cien aƱos en otro distanciamiento mĆ”s de Rusia e intentan encontrar al menos algo de Ć”nimo festivo en medio de los continuos ataques y la separaciĆ³n de sus seres queridos.

El sonido de villancicos llena la Plaza de los Ɓngeles, en el centro de LeĆ³polis, donde lugareƱos vestidos de fiesta se han congregado para instalar un Ā«didujĀ», un adorno navideƱo tradicional hecho con una gavilla de trigo.

Esto ocurre dos semanas antes que el aƱo pasado, tras la decisiĆ³n de las principales Iglesias de Ucrania de alinear sus calendarios con el resto del mundo cristiano. De este modo, se pone fin al largo periodo de aislamiento, que comenzĆ³ despuĆ©s de que Ucrania fracasara hace un siglo en proteger su independencia de la UniĆ³n SoviĆ©tica dirigida por MoscĆŗ.

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SoƱƔbamos desde hace mucho tiempo con celebrar la Navidad junto con el resto del mundo. Se siente natural, como deberĆ­a serĀ», explica a EFE Oksana Mazar, residente local.

Navidad triste

Ā«Junto con otros cristianos pedimos a JesĆŗs vencer la oscuridad que ha traĆ­do tanto mal a nuestras vidas, y que llegue la pazĀ», agrega el padre Roman, capellĆ”n militar de la cercana Iglesia de la GuarniciĆ³n de los Santos ApĆ³stoles Pedro y Pablo.

La iglesia da a la recientemente bautizada Plaza de los Ɓngeles y es donde prƔcticamente todos los dƭas los soldados ucranianos caƭdos reciben una ceremonia de despedida antes de su entierro.

Ā«Intentamos, en la medida de lo posible, estar cerca de sus familias, especialmente en estos momentosĀ», dice el padre Roman, quiĆ©n tambiĆ©n ha estado viajando con frecuencia al frente para prestar apoyo espiritual a las tropas allĆ­.

Algunos de los soldados tambiƩn estƔn aquƭ, en unas breves vacaciones de varios dƭas para ver a sus familias.

Ā«Nos dicen que estĆ”n luchando precisamente para que podamos continuar con nuestras vidas y experimentar lo menos posible los efectos de la guerraĀ«, cuenta Mazar a EFE.

Aunque todo el mundo se saluda y se desea una Feliz Navidad, realmente no puede ser feliz, dice, no obstante.

Mazar, cofundadora de la Cocina de Voluntarios de LeĆ³polis, vende dulces navideƱos hechos por los voluntarios civiles para recaudar fondos para la preparaciĆ³n de raciones de comida seca que han estado enviando al frente.

SueƱa con la victoria, aunque dice que el ambiente es especialmente pesado estas Navidades.
Ā«Estamos sufriendo tantas pĆ©rdidas, la guerra continĆŗa y no se sabe cuĆ”ndo acabarĆ”Ā», explica.

Ā«Algunos podrĆ­amos sentirnos festivos, pero tambiĆ©n recordamos bien a quĆ© precio llegaĀ», subraya Mazar, quien como muchos ucranianos, desea que la Navidad sea tranquila, Ā«sin mĆ”s bombardeos ni pĆ©rdidasĀ».

Ansiedad y esperanza

Las alarmas aƩreas han estado sonando en Ucrania al haber sido varias ciudades atacadas por Rusia y prosiguen los combates a lo largo de la lƭnea del frente.

Al menos dos aviones militares rusos fueron derribados en vĆ­speras de Navidad, segĆŗn la Fuerza AĆ©rea ucraniana.

No obstante, ha habido pocas ocasiones para celebrar en las trincheras, donde los soldados sufren el frĆ­o y el barro, aparte de los ataques rusos y las preocupaciones por los retrasos en la ayuda militar extranjera.
Dado que la Navidad suele pasarse en un cĆ­rculo cercano de familiares y amigos, la separaciĆ³n de los seres queridos es otra fuente de dolor para muchos.

Ā«Ā”Volved sanos y salvos a casa porque os estamos esperando!Ā», escribe la voluntaria civil Tetiana Shabli en un chat comĆŗn con sus amigos Ć­ntimos en el frente.

Ā«Son santos, porque no hay mayor amor que sacrificar tu vida por los demĆ”sĀ», subraya el padre Roman.
Ā«Los soldados caĆ­dos son como Ć”ngeles que nos protegen desde el cieloĀ», opina AndrĆ­ Sadovi, alcalde de LeĆ³polis, que tambiĆ©n participa en la ceremonia en la Plaza de los Ɓngeles.

Ā«Los ucranianos estĆ”n llevando ahora a cabo una misiĆ³n: eliminar el mal del mundo. Creemos en nuestra victoria y nunca nos rendiremosĀ», dice Sadovi a (EFE).

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