Fabricantes de ataúdes chilenos duplican su producción

Atrás han quedado los féretros de maderas nativas, tallados y con vidrio. Ante la crisis de la pandemia el tiempo apremia.

Ahora, en talleres como el del chileno Nicolás Bergerie, los materiales más selectos han tenido que reemplazarse por otros más baratos o de rápida fabricación para darse a basto con el número de víctimas de COVID-19.

Bergerie es dueño de un taller de ataúdes en Santiago y el cuarto en una generación dedicada al rubro funerario en Chile.

Giro brusco del negocio

Tras enterarse en marzo de las noticias procedentes de Italia —epicentro de la pandemia en Europa— decidió darle un giro brusco a su negocio a pesar de que en ese entonces su país sólo registraba 16 muertos.

Actualmente, con más de 230.000 contagiados, Chile ocupa el noveno lugar del mundo con más infectados —según datos de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus cifras en los informes de los gobiernos— y a diario agrega entre 4.000 y 5.000 enfermos.

Chile cerca de igualar a Italia

De mantener este ritmo, Chile pronto alcanzaría los números italianos, que rebasan los 238.000 infectados.

La cifra de muertos también es preocupante. Tan sólo el jueves se informó de 252 fallecidos inscritos en el Registro Civil, la mayor cifra desde la llegada del virus, lo que acumula 4.093 decesos en total.

Creciente demanda de ataúdes

La creciente demanda de ataúdes por la pandemia obligó a los fabricantes chilenos como Bergerie a duplicar su producción y a modificar sus materiales para agilizar el proceso.

“(Antes) hacíamos aproximadamente 50 ataúdes a la semana y pasamos los 100 semanales”, dijo a la AP.

Según el fabricante, aunque las urnas actuales son 25% más baratas que las clásicas y su producción aumentó, recibe sólo la mitad de los ingresos que percibía antes de la pandemia.

Un informe del Ministerio de Ciencias señala que más de la mitad de los decesos desde marzo se produjo durante la primera quincena de junio.

La cifra aumentará porque el Ministerio de Salud entregará nuevas cifras sobre personas que murieron con los síntomas clínicos del COVID-19 sin ser testeados y que hasta ahora no eran incluidas en los informes diarios.

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Manuel González, jefe del taller de Bergerie, ubicado en la barriada de Quinta Normal, cerca del centro de la ciudad, asegura que lograron anticiparse a la situación. “Nosotros vimos la experiencia internacional y empezamos a generar una cantidad superior porque entendíamos lo que venía”, dijo a la AP.

González añadió que en marzo “sacamos un modelo que se llama COVID, que lo prepararon los carpinteros”. Precisó que los ataúdes ahora son planos, sin vidrios ni detalles labrados. “Se hacen más rápido”, añadió.

AP