La minerĂa irregular e ilegal de oro se ha enquistado indomable en las cercanĂas de Tena, uno de los destinos turĂsticos mĂ¡s visitados de la AmazonĂa de Ecuador, donde este fenĂ³meno estĂ¡ engullendo la naturaleza que atrae a sus visitantes y dividiendo a familias y comunidades enteras.
A pocos kilĂ³metros de Tena, capital de la provincia de Napo, se encuentra Yutzupino, considerado uno de los epicentros de la minerĂa irregular e ilegal de Ecuador y localizado sobre el rĂo Jatunyacu, que al unirse con el Anzu forma el rĂo Napo, afluente del Amazonas.
Hasta finales de 2022 eran 125 las hectĂ¡reas deforestadas por la minerĂa en este enclave, segĂºn los datos del Proyecto de Monitoreo de la AmazonĂa Andina (MAAP, por sus siglas en inglĂ©s), que documenta la deforestaciĂ³n de los bosques amazĂ³nicos a partir de imĂ¡genes de satĂ©lites.
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Solo en el año pasado fueron 55 hectĂ¡reas, un 78 % mĂ¡s que la superficie abarcada anteriormente, de acuerdo a un informe del MAAP publicado en marzo y dedicado especialmente a la provincia ecuatoriana de Napo.
Esto incluso despuĂ©s de que en febrero de 2022 el Gobierno hiciera un gran operativo donde fueron decomisadas mĂ¡s de 140 excavadoras, utilizadas para remover el lecho y las riberas del rĂo.
FenĂ³meno acelerado por pandemia
«Con la pandemia, a partir de noviembre de 2021 empezaron a ingresar de forma masiva, contĂ¡ndose alrededor de 250 mĂ¡quinas, que despuĂ©s sĂ³lo 148 fueron incautadas», señala el delegado provincial de la DefensorĂa del Pueblo en Napo, AndrĂ©s Rojas.
«Desde entonces, las cosas no se han frenado, sino que se han multiplicado. Tenemos alrededor de 36 frentes mineros que concentran entre 200 y 250 mĂ¡quinas en toda la provincia y el nivel operativo del Estado es insuficiente para lograr controlar y erradicar estas actividades mineras ilegales», lamenta.
Esta situaciĂ³n ha sido denunciada en reiteradas ocasiones por colectivos ambientalistas como Napo Ama La Vida, que consideran ilegal tanto la minerĂa practicada fuera de concesiones mineras como aquella realizada dentro de ellas, pero sin los permisos de operaciĂ³n respectivos.
Ante ese escenario, la DefensorĂa del Pueblo solicitĂ³ una acciĂ³n de protecciĂ³n por vulneraciĂ³n de los derechos de la naturaleza, al deforestar bosque y contaminar rĂos; y de la consulta previa, libre e informada, pero la resoluciĂ³n judicial sĂ³lo aceptĂ³ la primera y ordenĂ³ restaurar lo vulnerado, algo que no se ha producido.
A la espera del fallo de Corte
Ahora ha insistido con una acciĂ³n extraordinaria presentada ante la Corte Constitucional para que se invaliden todas las concesiones mineras otorgadas en Napo por no haberse realizado una consulta previa.
«Estamos seguros de que la Corte fallarĂ¡ a nuestro favor, porque existen precedentes», dice Robles al rememorar el caso Sinangoe, donde el mĂ¡ximo tribunal de garantĂas de Ecuador revertiĂ³ las concesiones mineras establecidas en su territorio por no haberse obtenido antes la autorizaciĂ³n de la comunidad indĂgena.
«De la misma forma es replicable a la provincia de Napo», insiste el delegado de la DefensorĂa en una provincia que a fines de 2022 tenĂa 256 zonas dedicadas a actividades mineras que ocupaban el 3 % de la superficie provincial, de acuerdo a los datos de la Agencia de RegulaciĂ³n y Control de EnergĂa y Recursos Naturales no Renovables.
De estas, 77 eran concesiones mineras, 68 Ă¡reas de libre aprovechamiento y 111 zonas dedicadas a minerĂa artesanal, la mayorĂa para extraer oro y materiales pĂ©treos.
«En el momento que se declare el territorio de Napo libre de concesiones mineras», el siguiente paso serĂa «promover una consulta popular para que se declare el territorio de Napo libre de actividad minera metĂ¡lica», afirma Robles.
Se tratarĂa de un plebiscito similar al que se votarĂ¡ en Quito el prĂ³ximo 20 de agosto, en coincidencia con las elecciones generales extraordinarias, para prohibir cualquier tipo de minerĂa en el ChocĂ³ Andino, una reserva de la biosfera situada dentro del Ă¡rea metropolitana de la capital de Ecuador.
Familias enfrentadas
Aguas mĂ¡s abajo se encuentra Huambuno, otro importante enclave minero, que a final del año pasado registraba 238 hectĂ¡reas de deforestadas, de ellas 67 fuera de las concesiones mineras, de acuerdo al MAAP, un proyecto de ConservaciĂ³n AmazĂ³nica que tiene como socio en Ecuador a la FundaciĂ³n Ecociencia.
Sobre esas mismas aguas del rĂo Napo hacen «rafting» (descenso en balsa) los turistas que llegan a la zona, con guĂas como Daniel Robles, que afirmĂ³ a EFE que la minerĂa ha dividido por completo a su familia e incluso ha sufrido amenazas de muerte de sus parientes.
«Me han lanzado piedras, me han mostrado machetes, pistolas y fusiles… y ahora por Ăºltimo estĂ¡ de moda las amenazas por redes sociales o llamada telefĂ³nica», narra Robles, que se siente amedrentado.
Para este guĂa turĂstico, es necesario proteger el entorno natural de esta zona para que la disfruten todos. «Hay extranjeros que pagan hasta 20.000 dĂ³lares para disfrutar lo que no tienen en sus paĂses, y nosotros lo estamos destruyendo», conluye.
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