Colegio Electoral de Estados Unidos vota para ratificar victoria de Joe Biden

El Colegio Electoral de EE.UU., un Ć³rgano integrado por 538 delegados que representan a los estados del paĆ­s, tiene previsto ratificar este lunes la victoria del demĆ³crata Joe Biden en los comicios presidenciales del pasado 3 de noviembre, pese a los intentos del mandatario saliente, Donald Trump, de torpedearlo al no haber reconocido aĆŗn su derrota.

El sistema estadounidense concede la Ćŗltima palabra sobre quiĆ©n llega la Casa Blanca cada cuatro aƱos a este Ć³rgano singular, que despierta pasiones entre sus detractores y defensores.

ĀæQUƉ ES?

El concepto del Colegio Electoral estĆ” contemplado en el ArtĆ­culo II de la ConstituciĆ³n resultante de la ConvenciĆ³n Constitucional de 1787 y ratificada en 1788.

Es bĆ”sicamente un Ć³rgano compuesto por un nĆŗmero de compromisarios que mandan los estados igual al total de senadores y de legisladores en la CĆ”mara Baja del paĆ­s.

AsĆ­, componen este mecanismo 100 delegados que representan la cifra total de senadores -dos por cada uno de los 50 estados del paĆ­s- mĆ”s otros 435 compromisarios (el mismo nĆŗmero que legisladores de la CĆ”mara Baja), una cantidad que en 1929 se ajustĆ³ teniendo en cuenta el crecimiento de la poblaciĆ³n.

Desde 1961, cuando fue ratificada la VigƩsimo Tercera Enmienda de la Carta Magna, se incorporaron tres representantes por el Distrito de Columbia, donde estƔ Washington DC.

ESTADOS CON MƁS O MENOS REPRESENTANTES

California, cuya poblaciĆ³n se aproxima a 40 millones de habitantes, tiene 55 delegados; seguido por Texas, con 38; Nueva York y Florida, con 29 cada uno, y Pensilvania e Illinois, con 20.

En el lado opuesto estƔn Alaska, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Delaware, Montana, Vermont, Wyoming y el Distrito de Columbia, con tres compromisarios cada uno.

Para que un candidato a la Presidencia del paĆ­s resulte elegido, deberĆ” tener un mĆ­nimo de 270 de los 538 votos del Colegio Electoral.

EL COMPLEJO CAMINO HACIA LA CASA BLANCA

Cuando los estadounidenses acuden a las urnas en las elecciones presidenciales su voto no va en la prƔctica a su candidato preferido. Sino que sirve para elegir al compromisario de su estado en el Colegio Electoral.

De ahƭ que, aunque un aspirante presidencial pueda resultar favorecido por el voto popular, todo depende de cuƔntos delegados se asegure en el Colegio Electoral.

En la actualidad y como una costumbre que ha prevalecido desde 1868, en la mayorĆ­a de los estados el candidato favorecido por el voto popular Ā«se lo lleva todoĀ», es decir, se le asignan todos los delegados.

Nebraska y Maine han impuesto un mecanismo segĆŗn el cual otorgan dos votos al candidato mĆ”s votado. Los otros tres se distribuyen entre el que haya ganado cada uno de los tres distritos en que se dividen ambos estados.

LOS INDECISOS, LA DIFERENCIA

Los estados bisagra, que suelen ser los indecisos con un nĆŗmero alto de delegados en el Colegio Electoral, pueden marcar la diferencia a la hora de determinar el ganador en un escenario en el que el margen entre los candidatos sea muy estrecho.

Aunque no siempre son los mismos los estados considerados clave en cada votaciĆ³n, su papel es crucial: si un aspirante logra, aun por la mĆ­nima diferencia, superar a su rival en uno de estos lugares, podrĆ” hacerse con la cifra de delegados en juego y ponerse por delante en las cifras de compromisarios, aunque no en el respaldo popular.

Un ejemplo de ello fue la elecciĆ³n de 2016, en la que se impuso el actual presidente y candidato republicano, Donald Trump.

El lĆ­der republicano se hizo con 304 votos del Colegio Electoral, pese a que fue derrotado en el voto popular por su oponente, la demĆ³crata Hillary Clinton, por 2,9 millones de votos.

ĀæLa clave? La victoria de Trump en estados como Wisconsin, que aporta 10 votos; Michigan, que otorga 16; y Pensilvania, que le permitiĆ³ sumar 20 votos electorales. En la prĆ”ctica, estos estados representaron una diferencia de menos de 80.000 votos populares que decidieron al ganador.

LOS DELEGADOS TIENEN LA PALABRA

Los representantes ante el Colegio Electoral son, en Ćŗltima instancia, designados por los mismos partidos polĆ­ticos que preparan en los meses previos a los comicios sus propias listas de las que no pueden formar parte funcionarios federales o elegidos por voto popular.

La votaciĆ³n de los compromisarios en el Colegio Electoral se produce el lunes siguiente al segundo miĆ©rcoles de diciembre en sus propios estados. Este aƱo se produce este 14 de diciembre.

Aunque no estĆ”n obligados a votar por el candidato ganador del voto popular, existe el denominado ‘Pacto interestatal del Voto Popular Nacional’, al que se han sumado 11 estados y el Distrito de Columbia, para respaldar la decisiĆ³n popular.

CRƍTICOS Y DEFENSORES

El diario The New York Times publicĆ³ en diciembre de 2016 un editorial en contra de este proceso indirecto.

Ā«Es hora de poner fin al Colegio ElectoralĀ», reclamĆ³ el diario neoyorquino.

Ā«El Colegio Electoral, que estĆ” escrito en la ConstituciĆ³n, es mĆ”s que un vestigio de la era de la fundaciĆ³n; es un sĆ­mbolo viviente del pecado original de Estados Unidos. Cuando la esclavitud era la ley del paĆ­s, un voto popular directo habrĆ­a perjudicado a los estados del sur, con sus grandes poblaciones en desventajaĀ».

Consciente de que la aboliciĆ³n del Colegio Electoral deberĆ­a pasar por una compleja reforma constitucional, The New York Times planteĆ³ entonces como Ā«soluciĆ³n eleganteĀ» que todos los estados adopten el pacto interestatal del Voto Popular Nacional.

Desde la otra orilla, el catedrĆ”tico Allen Guelzo advierte en un artĆ­culo titulado Ā«En Defensa del Colegio ElectoralĀ» que acabar con ese Ć³rgano Ā«tambiĆ©n significarĆ­a desmantelar el federalismoĀ».

AdemĆ”s, defendiĆ³ este mecanismo Ā«como un freno a los presidentes demasiado poderososĀ» que Ā«podrĆ­an usar una mayorĆ­a popular para afirmar que estaban autorizados a hablar por el pueblo contra el CongresoĀ».

Ā«Y de eso -argumenta-, podemos tener mucho mĆ”s que temer que del Colegio ElectoralĀ». EFE

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