Actualizado 06:30
Redacción y AFP |
Los cardenales participaron en la misa Pro Eligendo Pontífice la mañana de este miércoles 7 de mayo de 2025, a las 03:00 hora de Ecuador, antes de iniciar el Cónclave para elegir al nuevo Papa.
Los sacerdotes invocaron la ayuda divina para la elección del sucesor del papa Francisco, entre llamados a «mantener la unidad de la Iglesia» en un momento «difícil, complejo y convulso».
La tarde de este miércoles los 133 cardenales participarán en la primera votación en la Capilla Sixtina, ante la mirada fija del mundo en la pequeña chimenea que emitirá los escrutinios en forma de humo.
El decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, ofició la misa previa a esta elección, uno de los acontecimientos más secretos y misteriosos del mundo.
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Re llamó en su homilía a «mantener la unidad de la Iglesia» de cara al momento «difícil, complejo y convulso» que enfrentará el futuro líder espiritual de 1 400 millones de católicos.
«Rezar, invocando al Espíritu Santo, es la única actitud justa y necesaria, mientras los cardenales electores se preparan a un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial, y a una decisión de gran importancia», dijo Re.
Los purpurados tienen prevista una nueva oración en la tarde en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, antes de dirigirse a la majestuosa Capilla Sixtina para el cónclave.
On the morning of the start of the conclave, Cardinal Giovanni Battista Re presided over the Mass for the Election of the Roman Pontiff took place with the Cardinals and over five thousand faithful in attendance in St. Peter's Basilica.https://t.co/UuMHUu6aaV pic.twitter.com/tYvEZbA7rC
— Vatican News (@VaticanNews) May 7, 2025
89 votos
La Capilla Sixtina está lista para recibir a los 133 cardenales que participarán en la elección: varias hileras de mesones engalanados con telas marrones y rojas, sobre las cuales aparecen los nombres de cada elector.
Frente a los magníficos frescos del Juicio Final que Miguel Ángel pintó en el siglo XV, los llamados «príncipes de la Iglesia» solo votarán «en presencia de Dios» bajo solemne silencio.
En el primer día está prevista una sola votación, en la que no se espera que nadie obtenga la mayoría de dos tercios requerida -al menos 89 votos- para proclamar al 267º pontífice.
De ser así, los cardenales votarán cuatro veces a partir del jueves: dos por la mañana y dos por la tarde.
La Capilla Sixtina no será un espacio para discursos, debates y negociaciones que lleven a un nombre en el que estén de acuerdo los «bergoglistas«, devotos de Jorge Bergoglio, y el ala más conservadora que criticó mucho su pontificado reformista enfocado en los pobres.
Los intercambios se darán durante las comidas o reuniones en la residencia Santa Marta y otras dependencias vaticanas, donde los cardenales estarán aislados sin acceso a internet, celular, televisor o prensa.
Las elecciones de Benedicto XVI y Francisco tomaron dos días. La mayoría de los cardenales estima máximo tres; los más pesimistas, cinco.
Los purpurados, en cualquier caso, juran mantener en secreto los detalles de todo el proceso.
Francisco creó el 80% de los cardenales que participarán en el cónclave, el mayor y más internacional de la historia con prelados de 70 territorios.
«Extra omnes»
Dentro de la Capilla Sixtina, el italiano Pietro Parolin –el cardenal elector más antiguo según el orden de precedencia– liderará a los cardenales en la invocación latina del Espíritu Santo: «Veni, Creator Spiritus».
Además de guardar secreto, los cardenales se comprometen a «servir fielmente» como papa si son elegidos. Y al grito de «extra omnes» (todos fuera), las puertas se cierran y empieza la votación.
Cada cardenal escribe el nombre de su candidato, dobla la papeleta y la coloca en un plato de plata, que se usa para depositarla en una urna ubicada frente al Juicio Final.
Las papeletas se queman en una estufa: si no se llega a los dos tercios, se añade un químico para que el humo salga negro; si hay papa, la fumata es blanca.
Parolin figura entre los favoritos para relevar a Francisco, de quien fue su secretario de Estado por 12 años.
El diario Il Messaggero incluye además en la «galaxia de papables» al italiano Pierbattista Pizzaballa, el húngaro Peter Erdo, el esrilanqués Malcolm Ranjith y al español Ángel Fernández Artime.
Los purpurados se reunieron casi a diario desde el deceso de Bergoglio el 21 de abril para conocerse y discutir temas cruciales para la Iglesia como las finanzas vaticanas, el escándalo de las agresiones sexuales, la unidad de la institución y el perfil del próximo papa.
Papeleta, voto, escrutinio…
A cada cardenal se le entregarán dos o tres tarjetas rectangulares «hechas de manera que se puedan doblar en dos», con un espacio para «escribir el nombre del elegido» en la mitad inferior, de acuerdo con la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.
El último cardenal diácono sortea entre los cardenales a tres escrutadores, tres encargados de recoger los votos de los enfermos y tres auditores. Si son elegidos los religiosos enfermos o que por alguna razón no pueden desempeñar estas funciones, se debe escoger a uno nuevo.
«Cada cardenal elector, por orden de precedencia, después de haber escrito y doblado su papeleta, sosteniéndola en alto para que sea visible, la lleva al altar, donde se encuentran los escrutadores y sobre el cual está colocado un receptáculo cubierto con un plato para recoger las papeletas», según Vatican News.
El cardenal debe decir: «pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido», antes de colocar su voto en el plato para ser depositado en el receptáculo.
Los cardenales enfermos, que permanezcan en sus habitaciones, serán asistidos por los cardenales designados previamente.
Una vez que todos han votado, se barajan las cartillas y se cuentan los votos sacando de una en una las papeletas para luego depositarlas en un recipiente vacío.
El último de los escrutadores pincha las papeletas con una aguja en el punto donde se encuentra la palabra ‘Eligo‘, y las introduce en un hilo. Una vez terminada la lectura de los nombres, los extremos del hilo se atan con un nudo, y las papeletas se depositan en un receptáculo o a un lado de la cantina.
En ese momento, se cuentan los votos y, después de comprobarlos, se queman en una estufa de hierro fundido que se utilizó por primera vez durante el Cónclave de 1939, añade Vatican News.
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#ATENCIÓN | El cardenal ucraniano Mykola Bychok, de 45 años, es el más joven del cónclave; ¿quién es? https://t.co/1PvNB0u8ut pic.twitter.com/3bDgzrey2F
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