La unidad de los europeos vuelve de nuevo a resquebrajarse frente a Putin

Alemania acusada de egoísmo, el presidente francés Emmanuel Macron de negociar con un «criminal» y el prorruso Viktor Orban reelegido en Hungría: tras la rara unidad al comienzo de la ofensiva rusa en Ucrania, los europeos despertaron los viejos demonios de la división, mientras el conflicto se alarga.

«Hasta ahora, Europa dio una demostración de unidad extraordinaria. Ahora entramos en un periodo de decisiones difíciles», dice el diputado europeo de centro-izquierda y ex primer ministro italiano Enrico Letta.

Está en juego algo simple y crucial: ¿Se debe dejar de comprar gas y petróleo a Rusia, que financian directamente su esfuerzo de guerra en Ucrania, pero de los que muchos países europeos son dependientes, desde Alemania a Eslovaquia?

Desde el inicio de la ofensiva rusa el 24 de febrero, con cada nueva escalada o atrocidad, los europeos aumentan las sanciones contra la élite y la economía rusas, apostando a que el precio a pagar será pronto muy elevado para que el presidente ruso, Vladimir Putin, continúe la guerra.

Los países de la UE ya congelaron al menos 29.500 millones de euros de haberes rusos y bielorrusos (soldados rusos operan en Ucrania desde la vecina Bielorrusa). Aprobaron el jueves un embargo sobre el carbón ruso y el cierre de los puertos europeos a los barcos rusos.

«Las sanciones tomadas son muy fuertes, pero requieren tiempo para dar resultados», opina Letta, interrogado por la AFP. «Esperábamos una operación de unos días, o semanas. Ahora nos encontramos con una situación donde no se percibe el fin», señala.

¿La posición alemana es clave?

En las semanas que antecedieron la guerra, Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea se pusieron de acuerdo para una serie de fuertes sanciones, esperando que obligarían a Putin a ceder.

«Ese trabajo hizo posible reaccionar rápidamente después del 24 de febrero. Pero alcanzó sus límites. El asunto de la finalidad de las sanciones se plantea», dice Martin Quencez, director adjunto del instituto estadounidense German Marshall Fund en París.

El debate se cristaliza ahora en «el asunto energético y temporalidad de las sanciones», dice a la AFP. 

El embargo sobre el carbón ruso solo entrará en vigor a inicios de agosto, 120 días después de la publicación del nuevo paquete de sanciones en el diario oficial de la UE.

Polonia y los países bálticos presionan para aplicar medidas más severas y rápidas sobre el gas y el petróleo. Los países más dependientes, Alemania en primer lugar, piden tiempo para hallar alternativas a los hidrocarburos rusos, causando impaciencia e incomprensión.

«Alemania tiene la situación en la mano para incrementar la presión contra Putin. Pero (el canciller Olaf) Scholz no oye y parece que se puede escapar de la situación. Su reputación se ve muy afectada», considera el politólogo alemán Ulrich Speck en Twitter.

«Pagos de la UE a Rusia en energías fósiles desde el inicio de la guerra en Ucrania: 27.300 millones de euros. Petróleo: 9.465 millones. Gas: 17.100 millones. Carbón: 749 millones», señala Velina Tchakarova, directora del Instituto Austriaco para Europa y la Política de Seguridad (AIES) en un tweet.

«Señor ‘no'»

La Hungría del soberanista Viktor Orban también incrementó las disensiones presentes al mostrarse dispuesto a pagar el gas ruso en rublos, en contradicción con otros países de la UE.

Putin amenaza con cortar el suministro a los países que no paguen en rublos, en respuesta a la congelación de 300.000 millones de dólares de reservas rusas en divisas.

«Con la victoria el domingo de Orban, siempre habrá un ‘Señor no’ en la UE. Hungría es un pequeño país, pero tiene capacidad para afectar en temas importantes para los que se requiere unanimidad», subraya Letta.

Otro punto de discordia europea, Polonia reprocha al presidente francés, Emmanuel Macron, seguir dialogando con Putin tras el inicio de la guerra.

«Nadie negoció con Hitler», afirmó el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.

Macron le respondió y lo acusó de ser «un antisemita de extrema derecha».

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