El sombrero de paja toquilla, símbolo de Ecuador, llega a Madrid

El sombrero de paja toquilla, un símbolo «indiscutible» de la cultura ecuatoriana, llegó a Madrid en una exposición en la que se muestra la historia de este complemento en el vestir que marcó toda una época en el país sudamericano.

El Centro Cultural Ecuatoriano en la capital española acoge la muestra “Hecho en Ecuador”, en la que se revive su evolución con decenas de ejemplares de un accesorio que es “patrimonio inmaterial de la Unesco” desde el 2012.

Este producto tiene una historia muy antigua, ya que los sombreros de paja toquilla se comenzaron a fabricar hace cientos de años con el producto de una palma de hasta tres metros de altura, y de cuyas fibras los artesanos los fabricaban íntegramente a mano, lo cuál podía tardar días o meses.

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Los sombreros comenzaron a popularizarse en el siglo XIX, debido a que una caída en la producción del algodón en Europa hizo que se sustituyeran los de paño por los ecuatorianos, en una época que se conoció como el “boom taquillero”.

Concretamente, fueron las provincias ecuatorianas de Azuay y Cañar las protagonistas de este periodo de esplendor del sombrero que, con cerca de 500.000 exportaciones anuales, llegó a superar incluso al producto emblema del Ecuador que es el cacao.

El falso «sombrero panameño»

Con la construcción del Canal de Panamá se intensificó esa demanda, ya que miles de obreros, e incluso personalidades internacionales como el expresidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt (1901-1909) lo utilizaron para protegerse del sol, lo que hizo que se lo bautizara erróneamente como “panama hat (sombrero panameño)”.

Finalmente, con el avance de la industria, el comercio del sombrero de paja toquilla decayó; sin embargo, en Ecuador el tejido se conservó y se transmitió de generación en generación y actualmente se conserva esta tradición en distintas poblaciones del país.

De hecho, el Embajador en Ecuador en España, Andrés Vallejo Arcos, afirmó durante el evento de presentación de esta exposición, que se trata de prácticamente un “símbolo” para el país, sobre todo desde su reconocimiento como patrimonio material de la Unesco en el año 2012.

Para el diplomático, el elemento fundamental de unión entre Ecuador y España es la cultura, ya que su país dispone de muchísimas expresiones culturales -muchas veces desconocidas- en campos como el arte, la música, la literatura o una excelente gastronomía.

“Los países que no son grandes potencias industriales tienen mucho más poder en el campo cultural”, concluyó el Embajador.

El proceso de elaboración

La paja toquilla se obtiene de la palmera Carludovica Palmata, plantación que se encuentra en la costa ecuatoriana, específicamente en Manabí-Montecristi. Llega a crecer en un promedio de 3 metros en un periodo de 2 años, en algunos casos en menor tiempo, gracias a los beneficios de la tierra húmeda, y se cosechan sus tallos o cogollos.

Solamente el tallo tierno se extrae de la planta, luego se corta cuidadosamente con un machete en una posición inclinada para no dañar la plantación.

Para comenzar un sombrero, primero se busca el corazón en la toquilla y luego con la ayuda de una aguja se separan o se extraen los bordes verdes de la fibra, con el fin de seleccionar la parte correcta para el siguiente proceso.

En el siguiente paso se pone a hervir la paja toquilla en una olla con leña y con la ayuda de ambas manos se enrolla la fibra para ser sumergida en un recipiente caliente por aproximadamente 1 minuto y 30 segundos. Después se tiende en cordeles durante media hora.

Tras permanecer un tiempo secándose se recoge la fibra y se la coloca en un horno con azufre durante 12 horas. Con el resultado se elaboran los sombreros.

En la exposición en Madrid se podrán contemplar cerca de treinta modelos fabricados a mano por artesanos de este emblema ecuatoriano, cuyo apodo sigue siendo todo un enigma para los habitantes del país hasta el día de hoy. 

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