Ají ecuatoriano, uno de los más antiguos de América

El sur de Ecuador guarda en sus entrañas un tesoro de hace unos 8.000 años, los gránulos de almidón de lo que los científicos consideran el ají más antiguo de América.

Se trata de un producto rodeado de cultura, historia, leyendas y controvertidos y variados usos.

De forma lenticular aplanados y con una depresión central poco profunda, los gránulos tienen alrededor de 18 micras de longitud y dejan ver una línea central o una figura dividida con bordes afilados paralelos.

Aunque descubiertos en 2014 por el investigador puertorriqueño Jaime Pagán, en Cubilán (provincia del Azuay), su estudio apenas quedó documentado en una revista especializada en inglés. El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) retomó el proyecto para conocer los aspectos antropológicos de estos gránulos y trazar la «Ruta del Ají».

«Queremos ver cuál fue el papel que tuvo este alimento en la cultura», dijo Martha Romero, de la Unidad de laboratorio y análisis del INPC. Recordó que hace 8.000 años no existía la cerámica y el modo de vida de las personas dependía del control del medio que las rodeaba.

Consumido a lo largo y ancho de todo el continente americano, el ají ha sido descubierto en investigaciones arqueológicas por varios países de América.

Pero el de Azuay, de una especie aún no identificada y hallado junto a un raspador de época con gránulos de almidón, parece indicar que Ecuador fue uno de los primeros centros de domesticación del ají, afirma Romero.

AMPLIAR INVESTIGACIONES

El hallazgo apunta a sociedades altamente avanzadas y organizadas que comenzaron a dominar la naturaleza con conocimientos y saberes.

El director del INPC, Joaquín Moscoso, indica que se investiga conocer más sobre la dieta, enfermedades, descifrar promedios de vida y cómo se conformaban sus sociedades, entre otros muchos interrogantes.

En cooperación con entes privados, el instituto trata de recopilar toda la información y documentación de saberes ancestrales vinculados al cultivo y consumo del ají.

Se busca declara patrimonio cultural inmaterial a los saberes sobre ciclos de cosecha, consumo y ritualidad del ají en las comunidades indígenas.

El uso del ají trascendió lo culinario para adquirir un estatus relevante en el mundo mágico-religioso aborigen. Se lo usó en rituales de iniciación o nacimiento, y hasta de sexualidad.

También tuvo un uso medicinal contra problemas digestivos o dolor de oídos; y otro, más polémico, de aleccionar a niños desobedientes y a adultos infieles (a quienes se lo introducían por el ano).

Moscoso asegura que el ají es un elemento simbólico de la sociedad que «aglutina y genera cohesión social, significados y relaciones» en América Latina. Es por eso que el INPC quiere descubrir la trayectoria de este picante elemento americano. EFE