Amsale trabaja como empleada domĆ©stica y conoce bien el lujo de las mansiones que surgieron alrededor de su precaria casa de chapas de metal y de plĆ”stico. VeĆa cĆ³mo su paĆs, EtiopĆa, se transformaba.
āDios mediante, llegarĆ” el dĆa en que mi vida tambiĆ©n cambieā, se decĆa.
Cifraba grandes esperanzas en su hija, que en pocos meses completarĆa la carrera de salud pĆŗblica. De repente llegĆ³ un virus que no figuraba en ningĆŗn texto de estudio y sus sueƱos empezaron a desvanecerse.
La sombra de la pobreza extrema
DĆ©cadas de progresos en uno de los grandes logros de la historia moderna, la lucha contra la pobreza extrema, corren peligro de frenarse por la pandemia del COVID-19.
El mundo podrĆa registrar el primer aumento en la pobreza extrema en 22 aƱos y un incremento en las desigualdades luego de bajar ese Ćndice al 10% de la poblaciĆ³n.
āVivimos en un estado en el que estamos mejor que los muertos, pero no tan bien como los vivosā, dijo Amsala, casi llorando. āEsto no es vidaā.
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— Teleamazonas (@teleamazonasec) August 10, 2020
Otros 100 millones de personas podrĆan tener que subsistir con 1,90 dĆ³lares diarios, segĆŗn el Banco Mundial. Esto es āmuy por debajo de cualquier idea razonable de una vida dignaā, expresĆ³ el relator especial de las Naciones Unidas sobre la pobreza extrema.
Ya hay 736 millones de personas que subsisten en esas condiciones, la mitad de ellas en cinco paĆses: EtiopĆa, India, Nigeria, Congo y Bangladesh.
Se espera que en paĆses como China, Indonesia y SudĆ”frica mĆ”s de un millĆ³n de personas pesen a vivir en la extrema pobreza, de acuerdo con el BM.
āEs un traspiĆ© enorme para todo el mundoā, manifestĆ³ la exadministradora de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional Gayle Smith, hoy presidenta de la ONE Campaign. AgregĆ³ que la respuesta internacional a la crisis ha sido āasombrosamente exiguaā.
La mayorĆa de las personas en riesgo son del Ćfrica subsahariana, que hasta hace poco tenĆa economĆas en franco crecimiento. El BM compartiĆ³ con la AP los primeros informes que tiene sobre EtiopĆa en momentos en que sopesa el impacto de la pandemia a nivel mundial.
EtiopĆa llegĆ³ a tener una de las economĆas mĆ”s dinĆ”micas del mundo. Su transformaciĆ³n comenzĆ³ en 1991, cuando el paĆs estaba agotado por la guerra. Un nuevo lĆder, Meles Zenawi, puso fin a aƱos de dictaduras marxistas y enfrentaba una aterradora sequĆa cuyas imĆ”genes de niƱos desnutridos conmovĆan al mundo. Durante su gestiĆ³n, no obstante, sacĆ³ a millones de personas de la pobreza extrema.
Amsale y su bebĆ©, Bethlehem Jafar, acababan de llegar a la capital, AdĆs Ababa. Amsale se las arreglaba con trabajos manuales y se dijo que su niƱa no tendrĆa que hacer lo mismo.
El gobierno etĆope tratĆ³ de imitar a China, que sacĆ³ a 800 millones de personas de la pobreza. Algunos etĆopes consiguieron trabajo en fĆ”bricas. Otros en hoteles y restaurantes, en el sector de servicios y en la aviaciĆ³n, ilusionados con la posibilidad de ingresar a la clase media.
La cantidad de gente en la pobreza extrema, que abarcaba casi a la mitad de la poblaciĆ³n a mediados de la dĆ©cada de 1990, se redujo al 23% una dĆ©cada despuĆ©s. āNotableā, seƱalĆ³ el BM.
AdĆs Ababa, que ya era la capital diplomĆ”tica de Ćfrica, pasĆ³ a ser el principal aeropuerto del continente. Bajo el gobierno del primer ministro Abiy Ahmed, ganador del Premio Nobel de la Paz, hubo un boom en la construcciĆ³n en la capital. Una fuente de orgullo nacional es la gigantesca represa a punto de ser terminada en el Nilo, que se espera saque a millones de personas de la pobreza.
Ahora, sin embargo, EtiopĆa, junto con el Congo, Kenia, Nigeria y SudĆ”frica, podrĆan registrar la mitad de los nuevos casos de extrema pobreza del Ćfrica subsahariana.
El primer ministro ha pedido a los paĆses ricos que condonen la deuda de las naciones pobre, diciendo que su paĆs invierte en el pago de su deuda externa dos veces lo que invierte en la salud.
El gobernante, Fitsum Dagmawi, escucha los temores de sus compatriotas de primera mano. Su gobierno llama a los ciudadanos para un estudio del BM y les pregunta cĆ³mo han cambiado sus vidas.
Algunos preguntan cĆ³mo se las van a arreglar ahora. āEstamos malā, dijo un jefe de familia.
La primera tanda de 3.200 llamadas revelĆ³ una caĆda del 61% en el Ćndice de empleo, con muchas pĆ©rdidas de trabajos en los sectores que apuntalaban el crecimiento: la construcciĆ³n, restaurantes y hoteles grandes. Una segunda tanda registrĆ³ un repunte, aunque eso no implica que se recuperaron los mismos trabajos estables de antes.
āPequeƱos cortes en los ingresos pueden tener efectos devastadoresā, dijo la economista del BM Christina Wieser.
Algunos etĆopes estĆ”n al borde de la pobreza. Un 19% de los hogares dicen que comen menos que antes. Una cuarta parte dijeron que se quedaron sin comida en los Ćŗltimos 30 dĆas.
Mucho dependerĆ” de cuĆ”nto dure la pandemia. El Banco de Desarrollo Africano estimĆ³ en un primer momento que el COVID-19 estarĆa controlado en juniĆ³, segĆŗn el director de la rama de EtiopĆa Abdul Kamara. Ahora, indicĆ³, āse podrĆan anular dĆ©cadas de reducciĆ³n de la pobreza en EtiopĆaā.
Hay unos 2,5 millones de empleos en peligro, seƱalĆ³, casi la misma cifra de personas que se incorporan a la fuerza laboral todos los aƱos.
Para muchachas jĆ³venes como Bethlehem, el futuro estĆ” lleno de dudas. Ahora vive con su madre muy cerca de un baƱo pĆŗblico que rebalsa. Vecinos que antes abrĆan las puertas de sus hogares a Amsale para que cocinase y limpiase sus casas ya no la llaman, temerosos del virus.
Madre e hija se las deben arreglar con el equivalente a 34 dĆ³lares mensuales que cobran por trabajitos como barrer las calles. Amsale, no obstante, no quiere salir pues teme contagiarse.
Pronostican que las cosas serĆ”n mĆ”s duras todavĆa en el futuro.
āOjalĆ” encuentren una vacuna prontoā, dice Bethlehem.