BM: Fuerte aumento de la pobreza extrema por el coronavirus

Amsale trabaja como empleada domĆ©stica y conoce bien el lujo de las mansiones que surgieron alrededor de su precaria casa de chapas de metal y de plĆ”stico. VeĆ­a cĆ³mo su paĆ­s, EtiopĆ­a, se transformaba.

ā€œDios mediante, llegarĆ” el dĆ­a en que mi vida tambiĆ©n cambieā€, se decĆ­a.

Cifraba grandes esperanzas en su hija, que en pocos meses completarĆ­a la carrera de salud pĆŗblica. De repente llegĆ³ un virus que no figuraba en ningĆŗn texto de estudio y sus sueƱos empezaron a desvanecerse.

La sombra de la pobreza extrema

DĆ©cadas de progresos en uno de los grandes logros de la historia moderna, la lucha contra la pobreza extrema, corren peligro de frenarse por la pandemia del COVID-19.

El mundo podrĆ­a registrar el primer aumento en la pobreza extrema en 22 aƱos y un incremento en las desigualdades luego de bajar ese Ć­ndice al 10% de la poblaciĆ³n.

ā€œVivimos en un estado en el que estamos mejor que los muertos, pero no tan bien como los vivosā€, dijo Amsala, casi llorando. ā€œEsto no es vidaā€.

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Otros 100 millones de personas podrĆ­an tener que subsistir con 1,90 dĆ³lares diarios, segĆŗn el Banco Mundial. Esto es ā€œmuy por debajo de cualquier idea razonable de una vida dignaā€, expresĆ³ el relator especial de las Naciones Unidas sobre la pobreza extrema.

Ya hay 736 millones de personas que subsisten en esas condiciones, la mitad de ellas en cinco paĆ­ses: EtiopĆ­a, India, Nigeria, Congo y Bangladesh.

Se espera que en paĆ­ses como China, Indonesia y SudĆ”frica mĆ”s de un millĆ³n de personas pesen a vivir en la extrema pobreza, de acuerdo con el BM.

ā€œEs un traspiĆ© enorme para todo el mundoā€, manifestĆ³ la exadministradora de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional Gayle Smith, hoy presidenta de la ONE Campaign. AgregĆ³ que la respuesta internacional a la crisis ha sido ā€œasombrosamente exiguaā€.

La mayorĆ­a de las personas en riesgo son del Ɓfrica subsahariana, que hasta hace poco tenĆ­a economĆ­as en franco crecimiento. El BM compartiĆ³ con la AP los primeros informes que tiene sobre EtiopĆ­a en momentos en que sopesa el impacto de la pandemia a nivel mundial.

EtiopĆ­a llegĆ³ a tener una de las economĆ­as mĆ”s dinĆ”micas del mundo. Su transformaciĆ³n comenzĆ³ en 1991, cuando el paĆ­s estaba agotado por la guerra. Un nuevo lĆ­der, Meles Zenawi, puso fin a aƱos de dictaduras marxistas y enfrentaba una aterradora sequĆ­a cuyas imĆ”genes de niƱos desnutridos conmovĆ­an al mundo. Durante su gestiĆ³n, no obstante, sacĆ³ a millones de personas de la pobreza extrema.

Amsale y su bebƩ, Bethlehem Jafar, acababan de llegar a la capital, Adƭs Ababa. Amsale se las arreglaba con trabajos manuales y se dijo que su niƱa no tendrƭa que hacer lo mismo.

El gobierno etĆ­ope tratĆ³ de imitar a China, que sacĆ³ a 800 millones de personas de la pobreza. Algunos etĆ­opes consiguieron trabajo en fĆ”bricas. Otros en hoteles y restaurantes, en el sector de servicios y en la aviaciĆ³n, ilusionados con la posibilidad de ingresar a la clase media.

La cantidad de gente en la pobreza extrema, que abarcaba casi a la mitad de la poblaciĆ³n a mediados de la dĆ©cada de 1990, se redujo al 23% una dĆ©cada despuĆ©s. ā€œNotableā€, seƱalĆ³ el BM.

AdĆ­s Ababa, que ya era la capital diplomĆ”tica de Ɓfrica, pasĆ³ a ser el principal aeropuerto del continente. Bajo el gobierno del primer ministro Abiy Ahmed, ganador del Premio Nobel de la Paz, hubo un boom en la construcciĆ³n en la capital. Una fuente de orgullo nacional es la gigantesca represa a punto de ser terminada en el Nilo, que se espera saque a millones de personas de la pobreza.

Ahora, sin embargo, Etiopƭa, junto con el Congo, Kenia, Nigeria y SudƔfrica, podrƭan registrar la mitad de los nuevos casos de extrema pobreza del Ɓfrica subsahariana.

El primer ministro ha pedido a los paĆ­ses ricos que condonen la deuda de las naciones pobre, diciendo que su paĆ­s invierte en el pago de su deuda externa dos veces lo que invierte en la salud.

El gobernante, Fitsum Dagmawi, escucha los temores de sus compatriotas de primera mano. Su gobierno llama a los ciudadanos para un estudio del BM y les pregunta cĆ³mo han cambiado sus vidas.

Algunos preguntan cĆ³mo se las van a arreglar ahora. ā€œEstamos malā€, dijo un jefe de familia.

La primera tanda de 3.200 llamadas revelĆ³ una caĆ­da del 61% en el Ć­ndice de empleo, con muchas pĆ©rdidas de trabajos en los sectores que apuntalaban el crecimiento: la construcciĆ³n, restaurantes y hoteles grandes. Una segunda tanda registrĆ³ un repunte, aunque eso no implica que se recuperaron los mismos trabajos estables de antes.

ā€œPequeƱos cortes en los ingresos pueden tener efectos devastadoresā€, dijo la economista del BM Christina Wieser.

Algunos etĆ­opes estĆ”n al borde de la pobreza. Un 19% de los hogares dicen que comen menos que antes. Una cuarta parte dijeron que se quedaron sin comida en los Ćŗltimos 30 dĆ­as.

Mucho dependerĆ” de cuĆ”nto dure la pandemia. El Banco de Desarrollo Africano estimĆ³ en un primer momento que el COVID-19 estarĆ­a controlado en juniĆ³, segĆŗn el director de la rama de EtiopĆ­a Abdul Kamara. Ahora, indicĆ³, ā€œse podrĆ­an anular dĆ©cadas de reducciĆ³n de la pobreza en EtiopĆ­aā€.

Hay unos 2,5 millones de empleos en peligro, seƱalĆ³, casi la misma cifra de personas que se incorporan a la fuerza laboral todos los aƱos.

Para muchachas jĆ³venes como Bethlehem, el futuro estĆ” lleno de dudas. Ahora vive con su madre muy cerca de un baƱo pĆŗblico que rebalsa. Vecinos que antes abrĆ­an las puertas de sus hogares a Amsale para que cocinase y limpiase sus casas ya no la llaman, temerosos del virus.

Madre e hija se las deben arreglar con el equivalente a 34 dĆ³lares mensuales que cobran por trabajitos como barrer las calles. Amsale, no obstante, no quiere salir pues teme contagiarse.

Pronostican que las cosas serƔn mƔs duras todavƭa en el futuro.

ā€œOjalĆ” encuentren una vacuna prontoā€, dice Bethlehem.