BrasileƱos ricos buscan vacunas contra COVID por su cuenta

Las vacunas siguen siendo la Ćŗnica forma de combatir a la pandemia de COVID-19 y su obtenciĆ³n tambiĆ©n es un proceso complicado.

El ejecutivo Eduardo Menga cuida mucho de su salud. Durante la pandemia consultĆ³ a varios mĆ©dicos para asegurarse de que tomaba todos los recaudos y trasladĆ³ a su familia de RĆ­o de Janeiro a una localidad del interior. Ɖl trabaja desde allĆ­, mientras que su esposa Bianca Rinaldi, quien es actriz, no trabaja desde marzo del aƱo pasado.

Megan y Rinaldi son parte de una minorĆ­a de brasileƱos dispuestos a pagar por la vacuna contra el COVID-19 si una asociaciĆ³n de clĆ­nicas privadas logra concretar un acuerdo para la compra de 5 millones de dosis en el paĆ­s mĆ”s desigual de AmĆ©rica Latina. El presidente Jair Bolsonaro, muy cuestionado por su manejo de la pandemia, dijo que no intervendrĆ­a.

ā€œCuando voy a un restaurante y pago por mi comida, no le estoy sacando la comida a nadieā€, dijo Menga, de 68 aƱos, desde su casa en Jundial, en el estado de Sao Paulo. ā€œNo creo que al vacunarme en una clĆ­nica privada le saque la vacuna a alguien que estĆ” esperando la suya en el sistema pĆŗblico. Es una alternativa, y quienes tengan la oportunidad de usarla, deberĆ­an aprovecharlaā€.

En medio de una desordenada campaƱa estatal de vacunaciones, muchos brasileƱos adinerados buscan caminos alternativos para la vacuna, actitud muy cuestionada por algunos expertos en salud pĆŗblica y que genera un debate en las redes sociales, editoriales y programas periodĆ­sticos.

En todo el mundo se temƭa que los mƔs privilegiados tratarƭan de burlar las prioridades establecidas por las autoridades y de vacunarse sin esperar su turno. Quienes lo hicieron en Turquƭa, Marruecos y EspaƱa, y resultaron pillados, fueron criticados, les iniciaron investigaciones o debieron renunciar.

En Brasil circularon versiones de gente que se salteaba la cola, con la particularidad de que a veces lo hacen abiertamente, mediante mĆ©todos aprobados por el gobierno, segĆŗn Roberto DaMatta, profesor emĆ©rito de antropologĆ­a de la Universidad de Nuestra SeƱora.

ā€œLa pandemia hace que la desigualdad de Brasil resulte mĆ”s obvia todavĆ­a, porque el virus no hace distinciĆ³n de clases, pero la cura sĆ­ puede hacerlaā€, expresĆ³ DaMatta, autor del libro ā€œĀæSabes con quiĆ©n hablas?ā€, acerca de los privilegiados del Brasil. Se basa en situaciones ocurridas durante la pandemia, incluida una en la que un juez se negĆ³ a usar un tapabocas, como le ordenaba un policĆ­a, llamĆ³ al jefe del aparato de seguridad estatal para quejarse y rompiĆ³ la multa de 100 reales (unos 20 dĆ³lares).

ā€œLos ricos de Brasil normalizaron la esclavitud por siglos. Ahora aceptan que mĆ”s pobres y personas de raza negra mueran de COVID, sin presionar casi a un gobierno que saboteĆ³ la distribuciĆ³n (de vacunas). Conseguir la vacuna en estas circunstancias depende de la organizaciĆ³n, y los ricos se estĆ”n organizandoā€, declarĆ³ DaMatta a la Associated Press.

Empresarios y algunas autoridades justifican los esfuerzos por conseguir vacunas diciendo que apuntalarĆ”n la reactivaciĆ³n de la economĆ­a brasileƱa. AdemĆ”s, sostienen, Āæpor quĆ© los ricos no van a tratar de conseguir vacunas si la campaƱa del gobierno no funciona? Hasta ahora Brasil dispone de 13,9 millones de dosis disponibles para una poblaciĆ³n de 210 millones y le ha aplicado las dos dosis requeridas a solo el 1% de sus habitantes desde que comenzĆ³ la vacunaciĆ³n el 18 de enero.

Expertos en el campo de la salud afirman que no es Ʃtico ignorar los parƔmetros que fijan prioridades dado que las vacunas escasean y los grupos de alto riesgo las necesitan con mƔs urgencia. Brasil registra 230.000 muertes por el COVID-19. Solo Estados Unidos tiene mƔs decesos.

Si bien las personas mayores de 65 aƱos, como Menga, estƔn alto en la lista de prioritarias, el lento avance de las vacunaciones en Brasil (al paso que va, podrƭa tomar 16 meses vacunar a todos) implica que puede pasar mucho tiempo antes de que reciba la vacuna. Y su esposa, de 46 aƱos, tendrƭa que esperar mƔs todavƭa.

El debate en torno a la distribuciĆ³n de vacunas en Brasil estallĆ³ luego de que circulasen versiones de que empleados de la Corte Suprema habĆ­an apartado 7.000 dosis para ellos y sus familiares; el laboratorio del gobierno que producirĆ” y distribuirĆ” la vacuna AstraZeneca se negĆ³ a hacerlo, diciendo que no puede reservar vacunas de esa manera. Los fiscales estatales de Sao Paulo tambiĆ©n trataron de ser incluidos entre los grupos prioritarios, junto con los profesionales del campo de la salud.

Al fallar esos esfuerzos, las clĆ­nicas privadas intentaron evitar los planes de distribuciĆ³n del gobierno. Ejecutivos de la asociaciĆ³n de clĆ­nicas privadas de Brasil negociaron directamente con el laboratorio indio Bharat Biotech para adquirir su vacuna COVAXIN. La asociaciĆ³n representa a unas 30.000 clĆ­nicas privadas y estĆ” aceptando inscripciones en una lista de espera.

No se firmĆ³ acuerdo alguno con Bharat por ahora y los reguladores brasileƱos todavĆ­a no han aprobado la vacuna COVAXIN, pero en un adelanto de lo que puede suceder si hay un acuerdo, la asociaciĆ³n de jueces del estado RĆ­o Grande do Sul preguntĆ³ a sus miembros el mes pasado si estarĆ­an interesados en comprar vacunas de la asociaciĆ³n de clĆ­nicas.

Gonzalo Vecina, quien dirigiĆ³ el departamento de salud de Brasil de 1999 al 2003, dijo que esas iniciativas privadas representan un serio problema, no solo desde un punto de vista Ć©tico y legal, sino tambiĆ©n de salud pĆŗblica.

ā€œUna red privada no tiene que seguir los protocolos del Ministerio de Salud en cuanto a prioridades. De modo que si esto prospera, habrĆ” una lista de espera para quienes pueden pagar 200 dĆ³lares para vacunarse en una semana, y otra para los que no pueden hacerlo y deberĆ”n esperar mesesā€, explicĆ³.

ā€œLo que tienen que entender la gente es que la pandemia no se termina si no se termina para todosā€.

En la mayor parte del planeta la campaƱa de vacunaciĆ³n se hace a travĆ©s de las redes del estado. Pocos paĆ­ses con grandes poblaciones estĆ”n empleando canales privados de distribuciĆ³n. Una de las excepciones es Estados Unidos, donde la gente pude vacunarse en farmacias, clĆ­nicas y otras instituciones privadas. Hospitales de al menos ocho estados estadounidenses han sido acusados de favorecer a los miembros de sus juntas, a sus donantes y parientes.

El 6 de enero Bolsonaro dijo que habĆ­a firmado una carta apoyando los esfuerzos de un grupo de ejecutivos que deseaban adquirir 33 millones de dosis de AstraZeneca. La mitad iban a ser donadas al sistema sanitario nacional y a la otra mitad podĆ­an darle el uso que quisiesen.

La prensa brasileƱa dijo que al menos 11 empresas participaban en ese grupo, incluidas la petrolera estatal Petrobras, la firma metalĆŗrgica Gerdau y la telefĆ³nica Oi. Todas se negaron a hacer comentarios.

ā€œEsto ayudarĆ­a mucho a la economĆ­a y a quienes quieren ser vacunadosā€, dijo Bolsonaro en alusiĆ³n a esa iniciativa empresarial. El ministro de economĆ­a Paulo Guedes comentĆ³ que el esfuerzo era ā€œobviamente muy buenoā€.

En contraposiciĆ³n, un consejo de lĆ­deres empresariales de la vecina Colombia tropezĆ³ con obstĆ”culos cuando pidiĆ³ permiso para comprar vacunas contra el COVID-19. El ministro de salud colombiano dijo que se considerarĆ­a esa posibilidad solo en la segunda fase de la campaƱa de vacunaciones, cuando todos los profesionales del campo de la salud y las personas mayores de 60 aƱos se hubiesen vacunado.

A pesar del respaldo de Bolsonaro, AstraZeneca desistiĆ³ de vender la vacuna a los empresarios, diciendo en un comunicado que, al menos por ahora, no darĆ­a vacunas al sector privado. La federaciĆ³n industrial de Sao Paulo difundiĆ³ un comunicado dos dĆ­as despuĆ©s en el que afirmĆ³ que nunca entablĆ³ esas negociaciones.

El exgobernador del banco central de Brasil Arminio Fraga declarĆ³ que se opone a los esfuerzos de los ricos por conseguir vacunas y que temĆ­a que los precios de las vacunas subiesen si se permite que las compaƱƭas entren en la competencia.

ā€œHay escasez mundialā€, dijo Fraga, socio en la firma inversora Gavea Investimentos, durante una entrevista virtual con el diario Valor. ā€œNecesitamos que haya alguna coordinaciĆ³n para que se respeten los grupos prioritariosā€.