¿Sabías que el comino, esa especia que normalmente se usa en recetas de sal, puede transformar un postre? Su sabor, ligeramente amargo, y su olor fuerte pero dulzón le agregan un toque exótico a galletas, bombones, helados, bizcochos e incluso a los clásicos macarrones franceses. Es uno de los secretos más antiguos y apetecidos de la cocina mundial. Se cultiva desde tiempos bíblicos en Asia occidental. Fue utilizado por civilizaciones como los egipcios, los romanos y los griegos. Sus primeros usos fueron como conservante y para condimentar pescados, carnes y guisos. En cuanto a sus propiedades medicinales, se cree que es útil para aliviar los problemas de circulación y especialmente digestivos. Hoy en día, muchos cocineros creativos rompen esquemas y le dan un giro a la repostería al agregar este ingrediente. Justamente de eso se trata la cocina, de experimentar nuevas combinaciones y a veces romper un poco las reglas para obtener un mejor sabor.