Cuatro hábitos saludables para prevenir el cáncer de mama

Cada año, en América Latina, más de 462.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama y alrededor de 100.000 mueren luchando en contra de esta enfermedad.

Así se convierte en la patología más común para el género femenino y la segunda con altas tasas de mortalidad, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Este tipo de cáncer se puede desarrollar por varios factores de riesgo como: la edad, alimentación, factores genéticos, antecedentes familiares y que causa fuertes síntomas como el desarrollo de una masa o bulto en o cerca del seno, o en la axila, cambios y secreciones en el pezón, alteraciones en el aspecto o la sensación de la piel de la mama, entre otros.

Mantener un estilo de vida adecuado que esté acompañado de una buena alimentación y ejercicio diario es una de las principales formas para mejorar la salud y también reducir cualquier riesgo de desarrollar enfermedades de este tipo.

Para la oncóloga quirúrgica de mama Stephanie Valente, de Cleveland Clinic, “mejorar nuestra salud está en nuestras manos. El cáncer de mama es una enfermedad que se puede prevenir y detectar tempranamente”, por lo que brinda las siguientes recomendaciones:

Mantener un peso saludable

Para la doctora Valente, la producción de estrógeno en el tejido graso de la mujer, después de la menopausia es un factor importante.

De hecho, los tejidos del cáncer de mama en las mujeres obesas que son sensibles al estrógeno están altamente expuestas a más estrógeno, en comparación con mujeres que mantienen un peso saludable, factor que puede estimular el crecimiento y la progresión de esta enfermedad.

El sobrepeso origina un mayor riesgo de contraer tumores de mama, su propagación y empeorar la salud del paciente. Por ende, las mujeres obesas tienen un índice de masa corporal (IMC) de 30 o mayor cantidad de grasa corporal por lo que, tienden a contraer esta enfermedad a un nivel más avanzado en el momento en que se les diagnostica, en comparación a las mujeres con un IMC por debajo de 25.

Otro aspecto importante es que las supervivientes de esta patología, mantienen una gran probabilidad de que la enfermedad regrese.

La actividad física como medida de prevención

Con actividad física se puede contrarrestar en un 25% las probabilidades de desarrollar cáncer de mama en relación con el sedentarismo.

El ejercicio regular se ha convertido en un factor clave para estimular la función inmunológica, prevenir la obesidad y reducir los niveles de estrógeno e insulina.

Además, de ayudar a la persona a mantener un peso adecuado, la actividad física puede mejorar la masa ósea. Este es un tema crítico para los pacientes que han sido sometidos a quimioterapia o terapia endocrinológica, debido a que, los medicamentos que se utilizan en estos procedimientos están relacionados con una menor densidad mineral ósea, la cual puede provocar que las personas puedan sufrir osteoporosis o varias fracturas en los huesos.

Los pacientes con cáncer pueden realizar desde actividades diarias como la limpieza de la casa hasta una rutina diaria de ejercicio que se adapte a sus necesidades.

“Solo 30 minutos al día y al menos cuatro o cinco días a la semana es suficiente para comenzar. Uno de los ejercicios más fáciles de mantener es caminar, evitando el sedentarismo y escuchando siempre a nuestro cuerpo y sus necesidades” señala la doctora Valente.

Hidratación y una dieta equilibrada son fundamentales

Una buena nutrición puede prevenir una serie de cánceres, puede retrasar o prevenir la progresión o recurrencia de esta enfermedad.

En el caso de ser sobreviviente de cáncer de mamá y no tener efectos secundarios relacionados con la nutrición se puede seguir una dieta saludable que incluya: frutas y verduras, estas contienen propiedades antioxidantes y anti estrógenos.

Las plantas crucíferas como el brócoli, la coliflor, la col rizada, el repollo son especialmente buenas para incluir en toda dieta y son ricas en fitoquímicos (protegen las células del daño que podría terminar en cáncer).

Los cereales integrales también son una alternativa, son alimentos no procesados con alto contenido de carbohidratos complejos, fibra, fitoquímicos, así como vitaminas y minerales.

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De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Soochow en Suzhou – China, se encontró que la ingesta alta de fibra puede tener un efecto positivo al alterar las acciones hormonales del cáncer de mama y otros cánceres dependientes de hormonas.

El consumo de proteínas ayuda a mantener la masa corporal magra/músculo. La proteína se encuentra en la carne, aves, pescado, mariscos, huevos, frijoles, lentejas, nueces, semillas, soja y productos lácteos.

“No olvide mantenerse hidratado, tenga a mano una botella de agua y trate de consumir de 2 a 3 litros de agua al día», indica la especialista.

Por último, es primordial limitar el consumo de alcohol. Puesto que, las mujeres que beben más de una bebida alcohólica al día, incluso sólo dos, pueden ser un factor para desarrollar un tumor mamario.

Tomar vitaminas, especialmente la D

Las mujeres con niveles bajos de vitamina D pueden correr un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. Mientras que, las sobrevivientes que tienen bajos niveles de esta sustancia pueden tener un grado alto de recurrencia en este padecimiento.

De acuerdo con la oncóloga Valente, los niveles altos de vitamina D están relacionados con mejores tasas de supervivencia cuando se sufre esta patología.

La mejor fuente de vitamina D es el sol, es así, que las mujeres que no se exponen mucho al sol a diario pueden tener deficiencia de este tipo de vitamina.

Sin embargo, las personas que se exponen al sol con frecuencia deben aplicar protector solar para reducir el riesgo de cáncer de piel.

Para concluir la Dra. Valente señala que: “al integrar estos cuatro hábitos saludables a su estilo de vida, no solo luchas contra el cáncer de mama; sino también contra muchos otros cánceres y enfermedades, mientras disfrutas de más energía, menores niveles de estrés y mejores estados de ánimo».