Pese a su rica vegetación y acogida turística, la provincia de Esmeraldas enfrenta una grave crisis marcada por un sector productivo golpeado y una ola de violencia sin control.
Elementos que se han convertido en un impedimento para las inversiones. Según las estadísticas, de todas las empresas que operan en el país, solo el 2% se encuentran en la provincia verde.
Lucía Sosa, alcaldesa de Esmeraldas, señala que el problema no es reciente, para ella la provincia atraviesa una grave discriminación.
Mientras que, la asambleísta Paola Cabezas lamenta esta situación y dice que, “Esmeraldas con todo lo que le da al país no debería estar descuidada”.
La batalla es contra el abandono de las autoridades, las promesas sin cumplir, la corrupción, una política que no mira las necesidades sociales.
¿Qué historias cuentan sus habitantes?, ¿Qué futuro tienen sus jóvenes?, ¿Cuáles son los sueños de los niños?, son algunas interrogantes que aun buscan respuestas. Las escuelas están, pero, ¿cuentan con educación de calidad?.
Las maestras son las protagonistas en la lucha diaria, impedir que los alumnos abandonen la escuela es una de sus misiones.
Y sobre la falta de oportunidades laborales hay mucho que decir.
En Esmeraldas los habitantes tienen únicamente tres opciones: la pesca, plantación de palma africana y recolección de conchas. Sitios donde se apagan los sueños.
Sin embargo, el mundo tiene sus ojos sobre la provincia para destacar lo que aún conservan, su cultura. En 2015, La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró a la Marimba, el instrumento base de la música esmeraldeña, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
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