Los hijos no siempre crecen en el vientre de su madre y está bien

Por Redacción Transmedia Digital

Verlos jugar y enmudecer de ternura. Seguirlos mientras montan bici y temer que se caigan. Sentir esa profunda angustia mientras crecen y se va perdiendo el control de sus vidas. Todo eso es parte de ser mamá.

«Las madres deberían ser eternas», se escucha en canciones y poemas populares. Pero no lo son. Por eso buscan la oportunidad de dejar una semilla con la esperanza de que germine y florezca.

Es agobiante. Omnubilante, desesperante. Fácil y difícil. Es doloroso y sanador. Satisfactorio. Ser mamá es un cúmulo de emociones indescifrables, que no pasa con los años. Pero los hijos no siempre llegan de la misma forma. No siempre crecen en el vientre de su madre. Y está bien.

‘Hay muchas formas de ser madre’

Hace cuatro meses, Daniela Chacón recibió a su hijo en casa. Ese es el tiempo que lleva como madre, aunque se preparó durante dos años.

Es lo que dura el proceso de adopción que realizó con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). «Hubo momentos difíciles y tortuosos de enfrentar un sistema indolente», lamenta la mujer, quien fue vicealcaldesa de Quito entre 2014 y 2016.

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Al final todo resultó bien. El 30 de diciembre de 2022, Daniela Chacón recibió en su hogar a su hijo de 7 años. Era una experiencia perfecta para terminar el año. Así que ahora solo mira atrás y ríe. Todo vale la pena por tener a su hijo junto a ella.

Un abrazo fuerte, el más esperado de todos porque se había juntado la familia. Eso se vio en una foto que Chacón subió a su cuenta de Twitter para contar su historia. En ella se la ve junto a su esposo e hijo.

«Hay muchas formas de ser madre. La adopción no es mejor ni peor, es una vía diferente», dice con serenidad. No cree ser una mejor o peor persona, es una mamá y eso la llena de dicha. Es una mamá dichosa como cualquier otra.

«Hay momentos en los que no sabes cómo actuar, cómo responder. Pero es una realidad para todas las madres, independientemente de cómo llegó tu hijo. Hay que acoplarse y es una parte difícil. Yo recién voy cuatro meses, falta mucho todavía», dice con una risa, y segura de que las dificultades naturales se superan en familia.

Siente que su hijo está feliz y dice que, a pesar de los retos se van adaptando. Una de las cosas que más ha disfrutado Chacón es que su hijo se va soltando y abriendo su corazón. «Me mira con ojitos de amor que me derriten el corazón», cuenta con ilusión.

Con el sentimiento a flor de piel, la la exfuncionaria municipal cuenta lo maravilloso que es ser madre. Describe un momento, entre tantos, que es especial: «cuando estamos jugando y se lanza a abrazarme y me dice que me quiere».

Pero no todo es color de rosa. Lo que menos le gusta es que «muchas veces es cuesta arriba manejar la idea de que está en tus manos cómo va a ser la persona. A veces me abruma», confiesa. Y este, su primer Día de la Madre, no sabe cómo lo festejará. Suena nerviosa y ansiosa por la situación, pero adelanta que estará con su madre, que ahora es abuela, y también está feliz por eso.

‘No quieres a tus hijos por parirlos’

Para Doris Alvear, ser madre significa una responsabilidad muy grande. Su hijo ya tiene 18 años y está en sus brazos desde los dos meses. «Si Dios no me permitió ser madre de la manera natural, este mismo Dios me dio la oportunidad de tener una criatura a través de la adopción».

Para la mujer, que se dedica al comercio, no hay diferencias entre ella y una madre biológica. Dice que, en cualquier caso, es un trabajo de mucha responsabilidad y amor, el mismo amor que sienten las madres que forman a sus hijos en el vientre. «Yo creo profundamente que no quieres a tus hijos porque tú los pares. Es la convivencia diaria la que crea ese lazo».

Incluso, sus conocidos le han dicho que los ojos de su hijo son como los suyos y que se parece a su esposo. «El vínculo crea esas características», dice Alvear. Ella está segura de que hace un buen trabajo al formar a su niño. Aunque sea grande, siempre será un pequeño para ella.

Digno de besos, abrazos y todo el amor. Uno y otro se aman con el corazón. Les han dicho que son idénticos. «A los 7 años Dios me dio la luz para explicarle que no es nacido de mi vientre pero que es muy amado y querido por su familia», cuenta.

Doris le ha explicado a su hijo que las circunstancias de su madre biológica no deben juzgarse. «No quiere decir que no lo haya querido, pero es una bendición porque sabe que tiene dos mamás y una familia que lo quiere».

Para celebrar el Día de la Madre, Alvear planea trabajar. Además quiere enseñarle a su hijo que no es un día único. Cualquier momento, enfatiza, es bueno para abrazar a mamá y dedicarle unas palabras amorosas.

Trámite de adopción

De acuerdo con el esquema del MIES, el trámite dura 267 días. Se inicia con el registro virtual en la página web de la institución, y el primer paso toma tres días.

Lo siguiente es una serie de entrevistas y talleres para calificar a la familia como idónea. Una vez cumplido con ese paso se inicia un proceso de emparentamiento con el menor, a través de llamadas y visitas personales.

Finalmente, el MIES entrega al menor a sus adoptantes y se cumple con un trámite legal. Por dos años se realiza un seguimiento del menor adoptado y de su nueva familia.

Verónica Cobo, viceministra de Inclusión Social, señala que la premisa para la adopción es dar una familia a cada niño. Y ese interés superior prima a la hora de escoger cada familia idónea. La funcionaria dice que Ecuador es uno de los pocos países que admite la adopción para familias monoparentales. Es decir, que una persona soltera puede solicitarla.

Una vez que se inició el denominado ‘Abrazo de adopción’, en diciembre de 2021, el trámite se redujo. El número de personas que se inscriben en la primera etapa no tiene relación con la cifra de los que culminan el proceso de adopción. Cobo indica que hay diferencias porque existen personas que se inscriben para tener más información, pero no avanzan en las etapas.

Otras personas avanzan un poco más y «se dan cuenta que no están listos para ser padres». La viceministra asegura que funcionarios del MIES acompañan el trámite de inicio a fin.

En caso de que los solicitantes lo requieran, el MIES envía terapia psicológica. Si eso sucede, el proceso se detiene en ese punto, pero depende de cada caso. Según Cobo, también tiene que ver el perfil que solicite la familia adoptante. Algunos factores que influyen son la edad, el estado de salud y si los niños están solos o en grupo de hermanos.

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