El consumo de vísceras de animales, como lo es la tripa, ha sufrido altibajos a través de la historia. En el Imperio Romano se consideraban manjares exquisitos. En América, en la época colonial, las clases sociales altas no las consumían; se las dejaban a los esclavos. Y durante mucho tiempo se las consideró "comida de pobres". Lo cierto es que siempre han demostrado la creatividad de los comensales en épocas de escasez. Si bien las más tradicionales están en calles y plazas, los cocineros más audaces las preparan al estilo argentino, como el relleno ideal de un taco o el corazón de un sándwich. Usualmente se sirve con mote, papas y salsa de maní. Se prepara de diferentes maneras en algunos países de América Latina y se la conoce con distintos nombres: