“Diego y yo” de Frida Kahlo se vende por récord de $34,9 millones

Un autorretrato de Frida Kahlo con lágrimas en los ojos y el rostro de Diego Rivera pintado en la frente se vendió por casi 35 millones de dólares en una subasta en Nueva York, superando por más del triple el récord para la pintora mexicana y para una obra de arte latinoamericano.

“Diego y yo” (1949), el último autorretrato de “busto” completado por Kahlo antes de su muerte en 1954, fue adquirido por 34,9 millones de dólares por la Colección Eduardo F. Costantini, un coleccionista de renombre comprometido a apoyar el arte latinoamericano y fundador del Malba, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, confirmó Sotheby’s a The Associated Press poco después de la venta del martes.

La marca anterior de Kahlo en subasta era de 8 millones de dólares y se estableció en 2016 con “Dos desnudos en el bosque (la tierra misma)”. La de una obra latinoamericana en subasta la ostentaba “Los rivales” de Rivera, que se vendió en 2019 por 9,8 millones.

La de una artista mujer en subasta es de 44,4 millones de dólares y alcanzó en 2014 con “Jimson Weed/White Flower No. 1” de Georgia O’Keeffe.

“Diego y yo” apareció en el mercado por primera vez en más de 30 años. El vendedor era anónimo y la obra no se encontraba en México, dijo Sotheby’s a la AP en septiembre.

El cuadro, de apenas 30 por 22,4 centímetros (11⅝ por 8¾ pulgadas), simboliza la tempestuosa relación entre Kahlo y Rivera, quienes estuvieron casados casi 25 años en un matrimonio apasionado y turbulento por igual. La imagen del muralista lleva un tercer ojo en la frente para simbolizar el grado que éste ocupaba en la conciencia de la pintora, explicó Sotheby’s en un comunicado.

Se trata de una de dos pinturas en las que Kahlo exploró el tema del doble retrato, pero según la rematadora ésta es la más vulnerable y conmovedora.

“Aquí, su cabello suelto (generalmente con trenzas apretadas) casi parece estrangularla; tiene las mejillas enrojecidas y una mirada intensa y llorosa”, señaló Sotheby’s. “La pintura captura una inquietud y angustia interna, reflejada conmovedoramente en tres lágrimas que brotan de sus ojos evocando a Nuestra Señora de los Dolores, una imagen icónica en la historia del arte occidental”.

Antes de la subasta en Nueva York, “Diego y yo” se exhibió al público en octubre en Hong Kong y luego en Londres.