Desde los diminutivos hasta la ‘f’ al final de las palabras caracterizan el lenguaje de Quito

En Quito se habla castellano. Pero el lenguaje de los capitalinos resuena en cualquiera que lo oye. Se caracteriza por incluir diminutivos, quichuismos y la Ā«fĀ» al final de algunas palabras.

Ā«Darasme llevando, veĀ», Ā«date viendoĀ», Ā«se fue a volverĀ», son algunas de las expresiones que los quiteƱos dicen a diario. De acuerdo con el Cronista de la Ciudad, Alejandro LĆ³pez, se trata de una tradiciĆ³n y una mezcla cultural amplia.

Si bien estas frases pueden sonar confusas o, incluso incorrectas, en los oĆ­dos de muchos, no es asĆ­. LĆ³pez explica que en el quichua es correcta esa forma de hablar.

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Al traducirse al castellano toman un giro gramatical confuso que llama la atenciĆ³n. En opiniĆ³n del experto, Ā«no es incorrecto, porque asĆ­ se usa en el quichuaĀ».

Estas palabras, frases y expresiones vienen desde Ā«el pasado de diĆ”logoĀ» de las familias, agrega LĆ³pez. Y aƱade que es una forma de mantener la cultura viva.

Lo mismo pasa con arrastrar letras, principalmente la Ā«erreĀ». Ā«Tiene que ver con ese pasado y cĆ³mo ciertos grupos de personas utilizaban en un primer momento esta forma de hablarĀ«, explica LĆ³pez.

Vos, del espaƱol a la familiaridad

El pronombre vos es una abreviaciĆ³n de vosotros, del idioma espaƱol. Este se utilizaba antiguamente para referirse al interlocutor.

Sin embargo, en Quito se lo utiliza con otra finalidad. Es un tĆ©rmino mĆ”s amigable y puede resultar, incluso, desafiante cuando se agrega una Ā«fĀ» al final para responder, por ejemplo Ā«ĀæcuĆ”l vosf?Ā».

LĆ³pez explica que Ā«el vos suena a un castellano tradicional, pero en Quito se utiliza de una forma coloquialĀ». El vos no incluye un trato peyorativo, sino mĆ”s bien de familiaridad, concluye.

El idioma puede cambiar constantemente y se alimenta de neologismos y palabras de otros idiomas. Estas se usan sin notar su origen y se implantan en el habla cotidiano.

Es asĆ­ como existe un uso excesivo de gerundio, Ā«debido probablemente a la supervivencia de un arcaĆ­smo (…) y a la influencia del quichuaĀ», segĆŗn explica Manuel Espinosa Apolo en su libro Ā«Los mestizos ecuatorianos y las seƱas de identidad culturalĀ».

Diminutivos

Ā«No serĆ”s malitoĀ», Ā«regale un pasito, mijitoĀ», son ejemplos del habla quiteƱo. El diminutivo Ā«tiene cualidad de disminuir o reducir a menos algoĀ», segĆŗn la definiciĆ³n de la Real Academia EspaƱola (RAE).

Sin embargo, para LĆ³pez no se trata de menospreciar, sino de mostrar cariƱo. TambiĆ©n es una cuestiĆ³n tradicional en los nombres Ā«cuando incluso se piensa que al tratar por el nombre sin diminutivo la otra persona estĆ” enojada por algoĀ».

Espinosa reconoce el Ā«diminutivismoĀ» en el habla. Esto como un reflejo de la influencia quichua en la cultura y forma de expresar. AdemĆ”s como sĆ­mbolo de una cultura que se transmite de manera oral por generaciones.

De acuerdo con Espinosa, el castellano que se utiliza de manera coloquial tiene sus caracterĆ­sticas propias que Ā«evidencian un distanciamiento considerable con el patrĆ³n normativo del llamado espaƱol standardĀ».

Es asĆ­ como el castellano que se habla en Quito es diferente al de otras ciudades y paĆ­ses. Pero su riqueza estĆ” en la transformaciĆ³n y en la forma en que perdura en el tiempo gracias a las familias, sentencia LĆ³pez.

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