Las claves de la eliminación de España en el Mundial de Catar 2022

España, uno de los combinados favoritos para el Mundial de Catar 2022, dijo adiós a la cita del balón a manos de Marruecos. Un día después del fatal momento ibérico, a nivel internacional se saca a limpio los errores cometidos.

La falta de gol así como una posesión estéril y poca verticalidad son algunos de los motivos que resalta la prensa internacional. Claro está, a ello se suma la mala gestión de la presión en la tanda de penales.

El reencuentro con la falta de gol

España gastó todo su arsenal en su puesta en escena en la competición. La facilidad que tuvo para encontrar acciones de peligro ante Costa Rica mermaron a medida que avanzó el torneo.

Las malas señales lanzadas ante Japón en el último partido de grupo, las acabó confirmando con la eliminación en octavos de final ante Marruecos.

A la selección española no le faltó voluntad pero sí acierto. Disparó en doce ocasiones y solo una provocó una parada salvadora de Bono, a Dani Olmo. Es «la fase en que menos espacio y tiempo hay», reconoció Luis Enrique como análisis a la falta de lucidez en los últimos metros.

La posesión estéril de España

Regresó a errores del pasado una España que abusa del pase horizontal, forzada por el rival que junta líneas y elimina espacios. De la impotencia sufrida ante Rusia en el Mundial 2018, cuando la posesión alcanzó el 79% sin profundidad, a un escenario similar ante Marruecos, un 77% de dominio. Son las dos cifras más altas que jamás tuvo una selección en la historia de Mundiales. Curiosamente ambas con eliminaciones en las tandas de penaltis.

Ante Marruecos abusó del toque al pie, faltaron desmarques, desdobles de laterales,inspiración en los jugadores que deben romper líneas.

La ausencia de desborde

Ha sido uno de los grandes males de España en Catar 2022, la falta de descaro y atrevimiento, jugar encorsetado en un estilo del toque con pocos jugadores con un perfil encarador. Los que lo intentaron, además, no estuvieron acertados en los octavos de final. Dani Olmo fue el que mejor porcentaje de acierto tuvo, superando al rival en cuatro de las nueve ocasiones que lo intentó (44%).

El desborde de los extremos era clave ante un equipo de líneas juntas en pocos metros. Jugadores como Ferran Torres o Nico Williams erraron sus intentos.

La mala gestión de la presión

España había ensayado los penales y Luis Enrique encargó a cada jugador que lanzase más de mil tras los entrenamientos en sus clubes. Pero en la presión, con el ambiente de un estadio en contra, cuando el futbolista siente la responsabilidad, todo es diferente.

Fue Luis Enrique el que eligió los primeros lanzadores. Futbolistas que hasta ahora eran fiables como Pablo Sarabia y Carlos Soler, fallaron y extendieron una dinámica muy negativa. España ha perdido cuatro de las cinco tandas de penaltis que ha encarado en Mundiales. Nadie falló más.

Lo que se inició ante Bélgica en 1986 se extendió frente a República de Corea en 2002, el Mundial en el que salió airosa en su única tanda ganada, ante Irlanda, y reapareció contra Rusia en 2018. Esa presión también se apreció en los pases. Fue el partido con más pérdidas, hasta 136 por las 78 del duelo ante Costa Rica.

Las decisiones de Luis Enrique

Sorprendió a todos el técnico asturiano con su apuesta de inicio por un jugador que no había recibido un solo minuto en el Mundial. Marcos Llorente llegó a la concentración con unas molestias que le pasaron factura. Luis Enrique apostó por él como lateral y dejó a uno que conoce la posición como Dani Carvajal en el banquillo.

La segunda decisión que causo sorpresa fue la ausencia de inicio de Álvaro Morata. No es habitual que un entrenador renuncie al momento goleador de un jugador. El que había marcado en todos los partidos de España se quedó sentado en al banca. EFE

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