‘Una Iglesia unida’: Papa León XIV recibe emocionado el palio y el Anillo del Pescador

Actualizado 07:30

Redacción Teleamazonas.com |

León XIV recibió, este domingo 18 de mayo del 2025, emocionado, el palio y el Anillo del Pescador, símbolos del poder pontificio, durante la misa de inicio de magisterio en la plaza de San Pedro del Vaticano ante numerosas autoridades y miles de fieles.

La misa de inicio de pontificado de León XIV congregó a representantes de unos 150 países y organizaciones internacionales. Entre ellos, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa; la presidenta de Perú, Dina Boluarte; los reyes de España, Felipe VI y Letizia; el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.

El nuevo Papa se mostró visiblemente emocionado en el momento en que el cardenal filipino Luis Antonio Tagle le impuso el anillo en la mano. «Hoy, tu sucedes al beato apóstol Pedro«, proclamó el purpurado en latín, antes de entregarle el anillo.

Acto seguido el nuevo pontífice se miró por unos instantes la mano, casi conteniendo las lágrimas, mientras la plaza rompió en un sonoro aplauso.

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El pontificado de Prevost, elegido el pasado 8 de mayo en el cónclave tras la muerte de Francisco, se considera oficialmente inaugurado con la entrega de estos dos símbolos.

Primero, León XIV recibió el palio, una estola de lana blanca que representa el peso del ‘rebaño’ sobre los hombros del pastor, decorada con seis cruces negras de seda y enganchado con tres agujas que representan los clavos de la Cruz.

Tras una oración, el cardenal filipino le entregó el Anillo del Pescador, de oro y que presenta en su sello una representación de San Pedro con las llaves y la red de pescador. En su interior, la inscripción ‘Leo XIV’ (en latín) y su escudo pontificio.

Primer recorrido en el papamóvil

La jornada empezó con el papa saludando por primera vez a los fieles desde el papamóvil. Después, acudió a rezar al lugar donde según la tradición fue sepultado el Apóstol Pedro, bajo el gran baldaquino en el centro de la basílica vaticana.

Fue un momento de gran simbolismo porque en ese mismo lugar en el que el nuevo papa oraba, con paramentos blancos y acompañado por los patriarcas de las iglesias orientales, también fueron dispuestos tanto el palio como el anillo que le acompañarán en su ministerio.

Después, el palio y el anillo fueron sacados a la plaza desde el interior de la basílica, llevados en procesión por tres diáconos junto a los Evangelios. El rito de la imposición de estos símbolos empezó con una invocación: «Que el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre, donde abundante inspiración y discernimiento a tu magisterio para confirmar a los hermanos en la unidad de la fe».

‘Una iglesia unida’

En su primer intervención tras la entronización, el papa León XIV planteó la necesidad de una iglesia unida contra el odio del mundo moderno y un modelo económico que «margina» a los pobres y «explota» a la Tierra.

«Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado», reclamó.

León XIV, ante más de 150 delegaciones de países de todo el mundo y de otras religiones, así como miles de fieles en la Plaza de San Pedro, planteó que la iglesia tienda la mano a un mundo marcado por los conflictos y la violencia.

Crítica al sistema económico

«En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres«, lamentó.

Y agregó: «Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!».

En su homilía del inicio del Pontificado, León XIV llamó a la iglesia a superar sus divisiones y a tender puentes con las otras religiones y ramas del cristianismo, ejerciendo como un reducto de «comunión y fraternidad».

«¡Miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela! Escuchen su propuesta de amor para formar su única familia: en el único Cristo somos uno. Y esta es la vía que hemos de recorrer juntos, unidos entre nosotros, pero también con las Iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad», dijo.

Todo, sostuvo, «para construir un mundo nuevo donde reine la paz», suscitando el aplauso de la plaza. “Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del amor!”, concluyó.

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