Priorizar la educación para todos los niños y niñas es el camino a la recuperación

En Ecuador se han realizado importantes esfuerzos para asegurar la continuidad de la educación en el contexto de la emergencia sanitaria. Sin embargo, el impacto de la pandemia por COVID-19 ha provocado que miles de niños, niñas y adolescentes hayan abandonado el sistema educativo y otros más estén en riesgo de hacerlo.

En cualquier circunstancia, la educación debe ser una prioridad y no puede detenerse, aún más en una emergencia como la que vivimos por el COVID-19. Garantizar este derecho humano es el único camino para lograr que todos los niños, niñas y adolescentes tengan aprendizajes significativos, se encuentren protegidos, puedan crecer sanos y desarrollen todo su potencial. A largo plazo, acceder a educación permitirá prevenir una afectación en los ingresos familiares y aportar a la recuperación económica del país.

Con este objetivo, UNICEF, UNESCO y ACNUR presentan la campaña comunicacional “La educación es el camino”, en coordinación con el Ministerio de Educación (MINEDUC) y con el apoyo del fondo global Education Cannot Wait, para impulsar el acceso, la permanencia, el aprendizaje y la promoción educativa en Ecuador.

A nivel mundial, el cierre de las escuelas afectó al 90% de estudiantes y privó de acceso a educación a distancia a más de una tercera parte de los niños y niñas en edad escolar. En América Latina y el Caribe, el COVID-19 ha privado de continuar con su educación presencial al 97% (137 millones) de los estudiantes de la región1. En Ecuador, la situación de la educación también se ha visto afectada:

• El cierre de las instalaciones educativas ha afectado aproximadamente a 4.4 millones de estudiantes2. Los niños, niñas y adolescentes en mayor situación de vulnerabilidad –con discapacidad, en situación de pobreza, refugiados y migrantes, y las niñas en particular– enfrentan mayores barreras en el acceso a la educación.

• El país ha desarrollado un marco normativo que promueve la inclusión educativa de la población en situación de vulnerabilidad y actualmente acoge a más de 64.000 niñas, niños y adolescentes en situación de movilidad humana3. Sin embargo, el impacto del COVID-19 redujo los ingresos económicos en el 84,3% de los hogares encuestados4, aumentando el riesgo de que abandonen los estudios.

• Antes de la emergencia sanitaria, aproximadamente 268.000 niños, niñas y adolescentes ya estaban fuera del sistema educativo5 y aproximadamente 187.277 tenían rezago escolar de más de dos años6. La pandemia ha profundizado esta problemática. Según estimaciones de UNICEF, alrededor de 90.000 estudiantes estarían fuera del sistema educativo4. No estudiar los expone a riesgos como trabajo infantil, mendicidad, explotación sexual y reclutamiento forzado en actividades ilícitas. Urge que todos aunemos esfuerzos para apoyar la inclusión educativa y evitar que este número se incremente.

• Se estima que el 78% de estudiantes matriculados en instituciones públicas acceden de alguna forma a internet4. Las familias se han esforzado en tener herramientas que ayuden a sus hijos e hijas a continuar con sus estudios; sin embargo, hay que tomar en cuenta que en muchas ocasiones dicha conectividad es deficiente y solo 2 de cada 10 estudiantes cuentan con equipos para su uso personal4. Para impulsar la conectividad, el MINEDUC, junto al sector privado y la cooperación internacional, han dotado de dispositivos y conectividad a docentes y estudiantes.

• Antes de la pandemia, 7 de cada 10 estudiantes de séptimo grado de educación básica tenían un nivel insatisfactorio o elemental en lenguaje y matemática7; mientras que, desde el inicio de la emergencia, 6 de cada 10 estudiantes consideran que están aprendiendo menos4. Por su parte, alrededor del 15% de estudiantes mencionaron no haber tenido un contacto habitual con sus docentes en las últimas dos semanas4.
• Se debe destacar el compromiso de docentes y consejeros estudiantiles, quienes cumplen un rol fundamental para acompañar el aprendizaje y brindar apoyo emocional a los estudiantes y sus familias. Según la información levantada, el 85% de docentes están en contacto individual con sus estudiantes, de manera habitual.

• Para responder a la emergencia, el MINEDUC desarrolló el Plan Educativo “Aprendemos juntos en casa”, priorizó el currículo para el contexto de emergencia y creó el Portal Educativo Aprendemos Juntos en Casa (2.800 recursos educativos y 1.9 millones de usuarios activos). En el marco de este plan, junto con UNESCO, UNICEF, IPANC-CAB y la OEI, el MINEDUC ha brindado opciones de educación a través de radio y TV. La franja “Educa Contigo” permite llegar al 93% de hogares del país con la oferta educativa del programa “Aprender la Tele” y las guías pedagógicas radiales que se transmiten en 160 canales de TV y 1.000 estaciones de radio.

En este contexto, se presenta la campaña “La educación es el camino”, que busca orientar a los estudiantes, familias, docentes y personal escolar con información sobre el Plan de Continuidad Educativa “Juntos aprendemos y nos cuidamos” del MINEDUC, los recursos disponibles para el aprendizaje a través de distintas plataformas y las facilidades que ofrece el sistema educativo para que los niños, niñas y adolescentes en mayor situación de vulnerabilidad –incluyendo a aquellos que han tenido que abandonar sus países– puedan continuar o retomar sus estudios en cualquier momento del año lectivo. Estos contenidos se difundirán a través de la franja educativa en radio y televisión, en plataformas virtuales y redes sociales y se distribuirán materiales impresos.

La campaña también hace un llamado al Estado para continuar y profundizar los esfuerzos para garantizar la educación para todos y todas, sin dejar a nadie atrás, y convoca a todos los sectores de la sociedad ecuatoriana a priorizar la educación como un factor esencial para la recuperación frente a la pandemia. Este tema debe ser parte medular de los debates y las propuestas de los candidatos a las distintas dignidades.
Antes de la emergencia sanitaria, la educación en Ecuador enfrentaba desafíos importantes que se han visto agravados con el impacto del COVID-19. Hoy tenemos la oportunidad de priorizar la educación y reimaginarla. Para ello, es necesario asegurar los recursos que permitan fortalecer la educación, sentando las bases para que todos los niños, niñas y adolescentes en Ecuador puedan tener un mejor aprendizaje y un entorno más seguro y resiliente que el que existía antes de la pandemia.

Además de financiar la campaña “La educación es el camino”, así como acciones en favor de la inclusión desde 2019, el fondo global Education Cannot Wait (ECW), que tiene el objetivo de impulsar la continuidad de la educación en situaciones de emergencia, continuará brindando apoyo al Ecuador a través de un fondo semilla de USD 7.4 millones,