El trabajo ‘sexual’ que genera dinero sin contacto físico

Desde el inicio de la pandemia se reportó un repunte en las visitas a sitios de contenido para adultos y en el uso de plataformas que están relacionadas lo sexual en distintas formas.

Es entonces que se evidenció otro escenario en el que las personas ganan dinero en plataformas usadas para contenido sexual, pero obviamente sin contacto físico y de hecho hasta sin erotismo, o al menos en cierta medida.

Es que hay usuarios de redes y de plataformas que están dispuestos a pagar dinero por adquirir servicios o productos que ofrecen modelos de plataformas para adultos pero que no siempre están relacionadas con el erotismo.

Eevie Lain, nombre protegido por seguridad, es una «trabajadora sexual en línea» que afirma que se desenvuelve en la plataforma de Only Fans, sitio que, según ella, le permite a personas que no necesariamente se identifican como «trabajadores sexuales» ganar dinero con actividades no relacionadas al erotismo, o un poco sí.

Según el portal de noticias Infobae, » vende su lencería por precios desde 50 hasta 400 dólares. También ha vendido broches de cabello, sostenes, calcetas de gimnasio, medias y galletas navideñas hechas en casa que la gente compra por 200 dólares la tanda (no, no tienen forma de genitales)».

«Las personas solo quieren tener algo tuyo», sostiene Lain, quien afirma ganar 10 000 dólares al mes y que desde la pandemia de coronavirus, la demanda por sus servicios y pertenencias aumentó radicalmente.

Mz. Kim es una mujer de 30 años que solía trabajar en la industria tecnológica, pero ahora se dedica a ser dominatriz en línea, afirma que gana entre 18 000 y 22 000 dólares al mes y sostiene que hay una parte de sus ingresos que no están relacionadas con lo sexual, pues ha vendido un par de medias de gimnasio por 850 dólares y un par de pantimedias por 1 500 dólares.

Esto indica que hay una industria en la que hombres y mujeres pueden ganar dinero explotando sus propias pertenencias y sus habilidades para ganar seguidores que se interesan en su apariencia y llegan a formar vínculos tan grandes que les llevan a pagar cientos de dólares por objetos como un par de medias, broches para el cabello o una caja de galletas o incluso el agua en la que se baña el objeto de su admiración.