Reseña: Una carismática Robbie le da sus alas a Harley Quinn

En un momento en “Birds of Prey” (“Aves de presa”), el supervillano Roman Sionis, interpretado por Ewan McGregor, se sienta con un tobo de palomitas de maíz para ver a Harley Quinn sufrir un brutal interrogatorio.

Es un psicópata — bueno, Harley también lo es — pero Roman sabe exactamente lo que tiene en frente. Harley, interpretada por la naturalmente carismática Margot Robbie, siempre será el personaje más interesante en la sala — o la pantalla. De hecho, ustedes también vayan por sus palomitas de maíz.

Robbie sin duda se está luciendo por estos días, y no sólo en esta cinta visualmente impresionante y a menudo astuta — aunque no particularmente profunda — del universo extendido de DC. Desgarradora en “Bombshell” (“El escándalo”) y enternecedora en “Once Upon a Time … in Hollywood” (“Había una vez en Hollywood”), parece que Robbie puede hacer prácticamente de todo. Y también funge aquí como productora, como si ser una megaestrella de cine a los 29 años no fuera suficiente.

De vuelta a “Birds of Prey”, o más precisamente a “Birds of Prey (And the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn)” (“Aves de presa y la fantabulosa emancipación de una Harley Quinn”), el título extendido señala lo que Robbie, la directora Cathy Yan y la guionista Christina Hodson están tratando de hacer: librar a Harley de una vez por todas de su exnovio, el Joker (Guasón), y plantarla firmemente en una pandilla de chicas.

Y aun cuando el Joker está de moda por estos días, gracias a Joaquin Phoenix en esa otra película, Harley demuestra ser un personaje digno de tener su propio filme, en especial con sus interesantes antecedentes (un doctorado y quizás un título médico), su pasado roto, y su “necesidad obsesiva compulsiva de atención”, en sus propias palabras. Es una lástima que la película no ahonde más en algunas de estas complejidades idiosincráticas de personaje. Pero ey, siempre estará la secuela.

No se requiere de mucho conocimiento previo para ponerse al corriente, gracias a una ingeniosa introducción animada narrada por Harley (con un acento de Brooklyn-Ciudad Gótica menos que convincente, debo decir). Nacida Harleen Quinzel, Harley se convirtió en psiquiatra solo para enamorarse del Guasón en el hospital psiquiátrico de Arkham, demostrando una vez más que los títulos universitarios no protegen del mal gusto para los novios.

Mientras comienza la acción, a Harley le da el cortón su amante. “Lo manejé con mucha madurez”, apunta ella con sarcasmo. La venganza ahora es su prioridad. Decide hacer estallar la Planta de Procesamientos Químicos Ace, un lugar importante para el Guasón, del mismo modo en que otros “tienen su Torre Eiffel, o su Olive Garden”.

Harley rápidamente aprende que una consecuencia de su soltería es que ya no está protegida por el miedo de la gente al Guasón — en otras palabras, todos aquellos a los que alguna vez despreció están ahora tras ella. Y esos agravios, que conocemos en un rápido y genial gráfico, incluyen de todo, desde poseer un órgano reproductivo femenino hasta votar por Bernie, presumiblemente en contra de Hillary.

Más peligrosamente, sus nuevos enemigos incluyen a Roman y su sádico asistente Zsasz (Chris Messina). A Roman le gusta colgar a la gente al revés y ordenar que les despellejen la cara, pero en la interpretación burlona de McGregor no resulta muy aterrador, sobre todo si se compara con Zsasz, que es verdaderamente escalofriante.

Sin ir demasiado lejos en la trama _ de por sí el título es bastante largo _ mencionaremos rápidamente lo que realmente ocurre cuando la joven carterista Cassandra Cain (Ella Jay Basco) roba y después se traga un diamante muy valioso que contiene secretos importantes. Harley se ofrece a recuperarlo. Tiene que hacerlo, si no Roman la matará.

Las otras mujeres importantes de la historia, que unen fuerzas para combatir a Roman, son Montoya, una ruda detective de Ciudad Gótica (interpretada por la confliable Rosie Pérez); Black Canary, también conocida como la cantante Dinah Lance (una encantadora Jurnee Smollett-Bell); y Huntress, también conocida como Helena Bertinelli (una sutil Mary Elizabeth Winstead), hija de un mafioso que busca vengarse de los asesinos de su familia.

Pero el peso de la historia recae sobre Robbie, quien con su cabello rubio peinado en coletas bicolores le da una mezcla atractiva de locura y coraje a su personaje, aunque también un toque un poco más triste y oscuro. Aun así, da la impresión de que las cineastas no estaban seguras qué tan lejos ir con el feminismo. Cuando ella dice que un “arlequín no es nada sin un amo”, no se siente de inmediato que esta Harley Quinn llega después del movimiento #MeToo.

Pero como hemos dicho, siempre está la posibilidad de una próxima entrega.

“Birds of Prey”, un estreno de Warner Bros Pictures, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años vayan acompañados de un tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “violencia y lenguaje fuertes, así como algunas escenas de drogas y sexo”. Duración: 109 minutos. Tres estrellas de cuatro.