Estudiantes marchan para que cesen las balas en su escuela en Colombia

MĆ”s de cien agujeros de bala recuerdan la Ćŗltima vez que la escuela quedĆ³ en medio del fuego cruzado. Cansados de la guerra en el suroeste de Colombia, cientos de niƱos y pobladores marcharon este miĆ©rcoles 13 de septiembre del 2023 para exigir paz y el derecho a estudiar. 

Los disparos comenzaron en la noche del 5 de septiembre por choques entre disidentes de la antigua guerrilla de las FARC y militares, que dejaron dos soldados heridos. Con la luz del dĆ­a, los profesores contaron y seƱalaron con marcador 145 impactos de bala en los muros de la escuela, vecina a una estaciĆ³n de policĆ­a. 

Ā«(Siento) mucha impotencia, miedo y tristeza. Es como si estuvieras dejando tu propia casa, tus sueƱos (…) DaƱaron los sueƱos de 400Ā» estudiantes, dijo a la AFP Sara DĆ­az, de 14 aƱos.

La alumna de noveno grado marchaba junto a cientos de estudiantes, profesores y padres de familia del colegio JosƩ Marƭa Obando, en el municipio de Corinto. Un poblado rural en el departamento del Cauca, a dos horas de la ciudad de Cali (suroeste).

Sosteniendo banderas blancas y carteles con mensajes de paz, los estudiantes hicieron un recorrido de aproximadamente 30 minutos. 

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En esa localidad, el Ćŗltimo mes se han registrado mĆŗltiples enfrentamientos entre grupos armados ilegales y la fuerza pĆŗblica. 

Tras la balacera hace una semana los chicos no han vuelto a clases en este pueblo de unos 30.000 habitantes, al pie de la cordillera central colombiana. 

Derecho a estudiar

Pese a la firma del acuerdo de paz en 2016 con la entonces poderosa guerrilla de las FARC, el conflicto armado persiste en el paĆ­s luego de seis dĆ©cadas de guerra interna. 

El grueso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejĆ³ las armas, pero grupos disidentes se apartaron del histĆ³rico pacto y hoy suman unos 5.200 combatientes.

Ā«Son mĆ”s de 20 aƱos en los que hemos quedado en la mitad de un conflicto donde nuestros estudiantes no estĆ”n involucrados, pero nos estamos viendo afectados directamenteĀ», dijo Ɓngela MarĆ­a Henao, de 45 aƱos y rectora del colegio donde estudian 448 niƱos y adolescentes.  

Las paredes de Corinto estƔn repletas de frases alusivas a las disidencias.

Ā«Frente Dagoberto Ramos FARC-EPĀ», se lee en un cartel sobre un poste con la fotografĆ­a del abatido jefe rebelde RaĆŗl Reyes, entonces nĆŗmero dos de la ya disuelta guerrilla de las FARC. MuriĆ³ en 2008 en territorio ecuatoriano durante un bombardeo que ocasionĆ³ una ruptura de relaciones diplomĆ”ticas entre BogotĆ” y Quito. 

Vestidos de blanco, cientos marcharon para Ā«pedir el derecho a la educaciĆ³n y el respeto a la vidaĀ», explicĆ³ Henao.

Ā«Guerra absurdaĀ»

El primer presidente de izquierda en la historia del paĆ­s, Gustavo Petro, intenta una salida dialogada al conflicto por medio de negociaciones con todas las organizaciones ilegales. La guerra ha dejado mĆ”s de un millĆ³n de muertos y mĆ”s de 8 millones de desplazados.

Corinto sufre cada tanto los estragos de la violencia. La rectora del colegio asegurĆ³ que con los recientes enfrentamientos se perdieron materiales y equipos como televisores, aire acondicionado, tableros, asientos y cuadernos. 

Ā«Nos vimos obligados a retirarnos a otra sede para salvaguardar la vida de ellosĀ», aƱadiĆ³. 

Johanna SepĆŗlveda, presidenta de la junta de padres del colegio, asegurĆ³ que se sienten Ā«huĆ©rfanos. La educaciĆ³n y el derecho a la vida de nuestros hijos estĆ”n siendo vulnerados en una guerra que no es de nosotrosĀ», sostuvo. 

Las disidencias se esconden en las montaƱas que rodean Corinto y, cuando hay enfrentamientos, las balas caen desde los cerros. Ā«Que nos dejen fuera de esta guerra absurdaĀ», insistiĆ³ SepĆŗlveda.

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