Trump regresa a Casa Blanca, aún contagioso y sin mascarilla

Después de regresar a la Casa Blanca, pero todavía enfermo de coronavirus, el presidente Donald Trump volvió el martes a restarle importancia a la enfermedad que lo hospitalizó durante tres días y que ha matado a más de 210.000 estadounidenses hasta el momento. De nuevo comparó al COVID-19 con la influenza estacional y señaló que planea regresar pronto a la campaña hacia las elecciones de noviembre.

El mandatario escenificó el lunes por la noche un regreso espectacular tras salir del hospital militar en el que recibió un nivel de atención médica sin precedentes, alarmando a los expertos en enfermedades infecciosas. Dejó entrever que el hecho de que él se haya enfermado no lo hizo reconsiderar su actitud frecuentemente arrogante hacia el nuevo mal, del que también se han contagiado la primera dama y varios asesores y asistentes en la Casa Blanca, incluyendo nuevos casos dados a conocer el lunes.

Ansioso por proyectar fuerza cuando faltan sólo cuatro semanas de las elecciones, Trump —que todavía puede contagiar a otros con el virus— tuiteó el martes por la mañana que planea asistir al debate de la próxima semana con su rival demócrata Joe Biden en Miami. ”¡Será grandioso!”, aseguró.

Los médicos de Trump no han proporcionado una actualización sobre su salud desde el lunes por la tarde, poco antes de su salida del Centro Médico Militar Walter Reed. Su doctor, el comandante de la Armada Sean Conley, dijo que Trump no estará completamente “fuera de peligro” durante una semana más.

Conley aseguró que el mandatario había cumplido o superado los estándares para recibir el alta del hospital. Se prevé que Trump continúe su recuperación en la Casa Blanca, donde aún no se determina el alcance completo del brote que ha infectado a personal en los más altos niveles del gobierno estadounidense.

Después de aterrizar al lado de la residencia presidencial en el helicóptero Marine One, Trump ascendió cuidadosamente las escaleras del Pórtico Sur, se quitó la mascarilla y declaró: “Me siento bien”. Hizo una señal optimista con los dos pulgares al helicóptero que partía desde la terraza del pórtico, donde sus asesores habían colocado banderas estadounidenses para acompañar ese momento durante la puesta de sol. Luego ingresó a la Casa Blanca, en la que se veía a asesores caminar en el Salón Azul, sin usar tampoco protección en el rostro.

En un nuevo video publicado posteriormente, Trump tomó una postura casi indiferente hacia el virus, contraviniendo las advertencias de salud pública de su propio gobierno de que los estadounidenses se tomen la amenaza en serio y que tomen precauciones para evitar contraer y propagar la enfermedad a medida que los casos continúan aumentando en todo el país.

“No le tengan miedo”, dijo Trump. “Lo van a superar. Tenemos el mejor equipo médico, tenemos las mejores medicinas”, agregó. Sus comentarios fueron fuertes, pero respiraba más profundamente de lo habitual mientras los pronunciaba.

El martes por la mañana, Trump repitió sus comparaciones anteriores entre el COVID-19 y la influenza estacional.

“Muchas personas cada año, a veces más de 100.000, y a pesar de la vacuna, mueren de influenza”, escribió en su cuenta de Twitter. ”¿Vamos a cerrar nuestro país? No, hemos aprendido a vivir con él, al igual que estamos aprendiendo a vivir con Covid, que en la mayoría de la población es mucho menos letal!!!”.

Sin embargo, la realidad es que el virus que causa el COVID-19 ya ha demostrado que es capaz de matar a más gente que la influenza estacional, particularmente entre los adultos mayores. También ha dado indicios de tener un impacto a largo plazo en la salud de las personas aún más jóvenes que infecta.

Durante más de ocho meses, miembros de ambos partidos han criticado los intentos del presidente de minimizar la amenaza del coronavirus con la esperanza de apuntalar la economía antes de los comicios.

El senador republicano John Cornyn le dijo a la junta editorial del diario Houston Chronicle que el mandatario había “bajado la guardia” en su intento por mostrar que el país estaba dejando atrás al virus y había generado “confusión” sobre cómo mantenerse a salvo.

“Tenemos que ser realistas en esto: el COVID es una amenaza para la población estadounidense”, dijo el doctor David Nace, del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, con respecto al tuit del mandatario.

“La mayoría de la gente no es tan afortunada como el presidente”, que cuenta con una unidad médica en casa y acceso a tratamientos experimentales, agregó Nace.

La postura de Trump manda “un mensaje inadmisible”, coincidió el doctor Sadiya Khan, de la Facultad de Medicina Feinberg de la universidad Northwestern. “Me atrevería a decir que podría precipitar o agravar los contagios”.

Del mismo modo, Biden —quien pasó más de 90 minutos en el escenario del debate con Trump la semana pasada— dijo durante un programa de la NBC el lunes por la noche que estaba contento de que Trump parecía estar recuperándose bien, pero alertó que “hay mucho de qué preocuparse: 210.000 personas han muerto. Espero que nadie se vaya con el mensaje de que no es un problema”. Biden dio negativo por el virus el domingo.

Biden dijo que “escuchará la ciencia” antes de los próximos debates, y agregó que los equipos de campaña y la comisión organizadora de los debates deben ser “muy cautelosos” al hacer planes. “Si los científicos dicen que es seguro, que las distancias son seguras, entonces creo que está bien”, dijo. “Haré lo que digan los expertos”.