Cientos de historias trƔgicas por el terremoto en Marruecos, mientras que el balance de muertos sube a 2.012

En el pueblo de Moulay Brahim, en la zona montaƱosa del Alto Atlas, todos los vecinos estĆ”n al corriente de la tragedia de Lahcen. Este ciudadano perdiĆ³ a su mujer y sus cuatro hijos por el fuerte terremoto en Marruecos.

Ā«Lo he perdido todoĀ», reconoce Lahcen, invadido por la tristeza y cabizbajo en el dispensario de esta pequeƱa localidad, situada a mĆ”s de una hora en coche de la turĆ­stica Marrakech. El sĆ”bado 9 de septiembre de 2023 por la tarde, los rescatistas aĆŗn no habĆ­an logrado sacar el cuerpo de su mujer y de uno de sus hijos de debajo de los escombros de su casa, que se derrumbĆ³ con el sismo.

Los cadĆ”veres de dos de sus hijos sĆ­ que fueron extraĆ­dos. Ā«Lo Ćŗnico que quiero es alejarme del mundo y hacer mi dueloĀ», reconoce Lahcen, quien se encontraba fuera de su domicilio cuando se produjo el terremoto.

Con una magnitud de 6,8, el sismo provocĆ³ 2.012 muertos y 2.059 heridos, de los que 1.404 se encuentran en estado muy grave, segĆŗn un nuevo balance publicado el sĆ”bado por la noche por el Ministerio de Interior.

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Un total de 1.293 personas murieron en la provincia de Al Hauz y 452 en la de Tarudant, ambas situadas al sur de Marrakech, dijo el ministerio en un comunicado. SegĆŗn la prensa marroquĆ­, se trata del movimiento sĆ­smico mĆ”s potente registrado en este paĆ­s del norte de Ɓfrica.

Terremoto deja ‘un dolor indescriptible’

MĆ”s de la mitad de los muertos (542) se han registrado en la provincia de Al Hauz, en el epicentro del sismo y donde se encuentra Moulay Brahim. Los equipos de rescate, con la ayuda de mĆ”quinas de construcciĆ³n, siguen buscando a posibles supervivientes entre las ruinas en este pueblo, en que hubo decenas de vĆ­ctimas mortales.

Los vecinos del municipio, con unos 3.000 habitantes, ya empezaron a cavar las tumbas en una colina. Ā«Es un drama terrible, estamos asombrados por esta desgraciaĀ», aseguraba Hasna, una vecina sentada delante de la puerta de entrada de su casa y que no podĆ­a disimular su Ā«conmociĆ³nĀ».

Ā«Aunque mi familia se encuentra sana y salva, todo el pueblo llora a sus hijos. Muchos vecinos perdieron a familiares. Se trata de un dolor indescriptibleĀ», aƱade.

Ā«AĆŗn tiemblo ahoraĀ»

En la parte superior de la localidad, Bouchra se seca sus ojos llorosos mientras ve a algunos de sus vecinos cavando tumbas. Ā«Han muerto los hijos de mi primaĀ», lamenta antes de recordar con una voz frĆ”gil: Ā«Vi en directo los estragos del sismo y aĆŗn tiemblo ahora. Fue como si una bola de fuego lo devorara todo a su pasoĀ».

Ā«Todo el mundo aquĆ­ ha perdido a gente de su familia, ya sea en el pueblo o en otros de la regiĆ³nĀ», aƱade. AdemĆ”s de su familia mĆ”s cercana, Lahcen AĆÆt Tagaddirt tambiĆ©n ha sufrido la pĆ©rdida de dos de sus sobrinos, de 6 y 3 aƱos.

Ā«Es la voluntad de DiosĀ», repite este hombre vestido con una tĆŗnica tradicional y quien lamenta la dureza de la vida en esta regiĆ³n montaƱosa: Ā«No tenemos nada aquĆ­Ā». Otro vecino, mĆ”s joven y quien prefiere no dar su nombre, recuerda como uno de sus tĆ­os Ā«salvĆ³ su vida por los pelosĀ».

Ā«Estaba rezando cuando le cayĆ³ el techo encima, pero milagrosamente lograron sacarlo con vida, a pesar de que su casa se derrumbĆ³Ā», explica. Ā«Es bastante impresionante como una sacudida de unos pocos instantes puede provocar una desgracia tan grandeĀ», aƱade.

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